La vigencia de su estudio en los albores del siglo XXI

Dr. Jaime Urbina González(*)

En tiempos como los actuales, a las puertas del siglo Y-XI, cuando el explosivo desarrollo tecnológico, científico y de telecomunicaciones, así como los notables avances obtenidos durante los últimos años en diferentes campos de la medicina, ya casi ni nos sorprenden; observamos, por otra parte, que el interés por el estudio de la Historia de la Medicina y por los trabajos de investigación en tomo a este tema, han venido siendo relegados en forma evidente cada día más, tanto por los propios médicos como por las Facultades de Medicina, responsables estas últimas de su enseñanza y difusión. Es lamentable reconocer una progresiva disminución en el interés y atracción que siempre debería despertar la Historia de la Medicina entre los profesionales médicos, profesores universitarios y principalmente entre los estudiantes.

Si bien toda la investigación clínica que cumpla las pautas metodológicas adecuadas, tiene un mérito y una relevancia por su valor práctico, o por la posibilidad de constituirse en el punto de partida de futuras investigaciones que permitirían un mayor y mejor conocimiento en determinada área de la medicina; del mismo modo, el estudio de acontecimientos remotos del pasado o de hechos relativamente más recientes y que constituyen parte del largo camino de la medicina a través de la historia, siempre deberá tener el sitial que le corresponde; a pesar que en la actualidad no se le valore en su real magnitud. Sin embargo, su importancia está más allá del poco o gran interés que ésta pueda despertan

El estudio de la Historia de la Medicina representa, como veremos más adelante, un aporte invalorable para ampliar el horizonte cultural del médico y del estudiante, así como para comprender mejor nuestros conocimientos actuales.

El notable médico y cirujano Harvey Cushing, solía dedicar gran parte de su tiempo a señalar a sus colegas y alumnos la necesidad de que conocieran la historia. Ningún médico, decía Cushing, debería dejar de tener un libro de Historia de la Medicina entre sus libros de cabecera, entre aquellos que lee con más frecuencia.

El médico es, entre todos los hombres de ciencia, el que probablemente tenga una mayor propensión a olvidar la historia, ya que el progreso explosivo y acelerado de la medicina hace envejecer y condenar al olvido a aquello que sólo diez años atrás florecía.

Es frecuente que el típico "médico práctico" se pregunte: ¿Para qué conocer el pasado remoto de la medicina, si casi el pasado imnediato, el de ayer, ya no me sirve para nada?. Sin embargo, precisamente este veloz aparecer y desaparecer de nuestros conocimientos, es la razón más profunda de que volvamos con insistencia la vista hacia atrás. Y cuando se emprende este estudio, la primera y gran sorpresa que nos reserva es la de que todo ese pasado, desde lo más muerto, hasta aquello que tuvo vida efirnera de sólo unas semanas de vigencia, todo es infinitamente útil para interpretar lo que hoy sabemos, o lo que creemos saber. i Cuántas cosas recién descubiertas se verían con claridad a la luz de las viejas, incluso de aquellas que parecían ya enterradas!.

Razón tenía el maestro Gregorio Maraflón cuando afirmaba: "Nada serena el ánimo y aclara las dificultades de la investigación médica, como el estudio de lo que fue".

La Historia de la Medicina debe considerarse dentro del contexto de un tiempo y un lugar específico. Para estudiarla es necesario tener en cuenta que las ideas médicas siempre han tenido sentido para aquellos que le dieron origen. Aunque nuestro concepto de lo que es enfermedad ha cambiado, no por ello somos más sabios que los mejores médicos del siglo XVIII ó XIX, o incluso que aquellos que les precedieron. Aprenderemos muy poco si utilizamos la historia de la medicina para felicitamos por nuestra inteligencia superior; por el contrano, aprenderemos mucho más si la usamos para comprender que los mejores médicos son aquellos que están siempre dispuestos a reevaluar continuamente sus conceptos básicos.

El continuo discurrir de las ideas capaces de ser registradas en los escritos históricos nos enseñan a pensar. Nos enseñan a entender que la ciencia no es el conocimiento de la verdad sino la búsqueda de la verdad. El Dr. Femando Cabieses escribió en una oportunidad: "La ciencia avanza sobre las ruinas de la verdad científica. La verdad científica es débil y efimera por que si la verdad científica existiera, la ciencia dejaría de avanzar. El científico que no entienda esto y cae en la trampa de la soberbia, y cree que su verdad es la verdad, desciende a los más despreciables estratos de la comunidad científica". La Historia de la Medicina nos ensena precisamente eso.

"Leer y releer la Historia de la Medicina -insistía el maestro Marañón- es indispensable al médico para no perder la cabeza, para no engreírse pensando que ha tenido la suerte de vivir en una época definitiva de la ciencia, para acoger con prudencia los nuevos avances, para no dejarse llevar por la última palabra de moda, ocurriéndole lo peor que le puede suceder a un médico: enferinar de soberbia".

La doctora Lois Magner, Profesora del Departamento de Historia en la Universidad de Purdue (Indiana), miembro de la American Association for the History of Medicine, y de la History of Science Society, señala en su libro "A History qf Medicine" (Dekker Inc., 1992), que entre todas las disciplinas la Historia de la Medicina sea, probablemente, la que nos permita aproximamos más a todas las sociedades y culturas, brindándonos un enfoque global y universal de todas ellas.

Pero el aspecto más importante de la enseñanza de la Historia de la Medicina, afirma la doctora Magner, es que permite a los estudiantes descubrir por ellos mismos un sentimiento de dignidad, respeto y majestuosidad hacia el paciente y hacia el ejercicio de la medicina, tanto del pasado como del presente; del mismo modo, un sentido de humildad con respecto a la enfermedad y la naturaleza, y les proporciona además, un enfoque crítico hacia los problemas médicos del presente.

El Profesor Pedro Laín Entralgo, catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad de Madrid por casi 40 años, exrector de dicha Universidad, Director de la Real Academia Española, fecundo ensayista y toda una autoridad en la materia, señalaba que el conocimiento de la Historia de la Medicina es realmente útil para la formación intelectual del médico, si en la práctica de su profesión no quiere éste limitarse a un ejercicio puramente rutinario; útil e incluso básico, en el sentido con que tal adjetivo se emplea cuando designa las disciplinas científicas o teoréticas sobre las que se apoya el saber práctico del arte de sanar. Adecuadamente aprendida, la Historia de la Medicina, continuaba Laín Entralgo, ofrece al médico: la integridad de su saber, dignidad moral, claridad intelectual, libertad de la mente, y por último, cierta opción ala originalidad.

Las cosas se entienden mejor cuando uno ha logrado ver con alguna claridad como se formaron, afirmaba Aristóteles. En efecto, para entender las ideas y los hechos significativos del presente, se requiere la perspectiva histórica del pasado. La Historia de la Medicina, por lo tanto, no es sólo un complemento ornamental o secundario en la formación médica, sino una materia fundamental y de una vigencia permanente; puesto que, como sostenía el filósofo George Santayana: "Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla".

Lecturas recomendables

Para aquellos interesados en profundizar sus conocimientos sobre Historia de la Medicina o a manera de introducción en dicha materia, me he permitido algunas sugerencias:

*LAIN ENTRALGO, P.: "Historia Universal de la Medicina ". 7 vols. (Salvat Ed. 1972-1975): Monumental obra escrita por 127 autores de diecisiete países, bajo la dirección de Laín Entralgo. Como todas las obras de este tipo, la calidad de sus distintos capítulos es desigual, aunque la mayoría de ellos son notables. En conjunto, ofrece una síntesis detallada y rigurosa, de acuerdo con el estado actual de la investigación histórica, muchas de cuyas principales figuras se encuentran entre los colaboradores. No es una obra reservada a especialistas, en general, su contenido resulta fácilmente asequible.

*LAIN ENTRALGO, P.: "Ilistoria de la Medicina " (Salvat Ed. 1978): Compendio redactado por una gran autoridad en la materia. Su nivel es propio de los textos universitarios. Muy claramente estructurado y expuesto; pero su lectura exige cierta formación médica y cultural.

*LYONS, A.S. y PETRUCELLI, R.J.: "Medicine- An Illustrated History" (Abradale Press. NY 1987): Hermoso libro profusamente ilustrado, que abarca desde la prehistoria hasta el siglo XX. De fácil y amena lectura.

*ACKERKNECHT, E.H. : "A Short History ofMedicine " (John Hopkins University Press, Baltimore, 1982): Concisa y amena introducción a la Historia de la Medicina. Por su pequeño volumen, a pesar de estar muy bien escrito, muchos aspectos son revisados superficialmente, en especial el período posterior a 1800.

*MAGNER, L.N. : "A History of Medicine" (Marcel Dekker, Inc., 1992) Un cuidadoso trabajo de investigación que condensa en forma coherente, con gran interés y mucho sentido del humor, miles de años de historia médica. Si bien está focalizada principalmente en la Medicina Occidental, no descuida la evolución de lo desarrollado en el Lejano y Medio Oriente. Recomendable para cualquiera que esté interesado en una introducción general a la Historia de la Medicina.

*KRUIE, P. : "Los Cazadores de Microbios " (Ed. Diana, México, 1980): Historia novelada de los científicos que descubrieron los microorganismos y su papel en las enfermedades infecciosas. La primera edición de este libro data de 1926, y se ha mantenido en prensa desde entonces. Para muchos ha sido la obra que le despertó el interés por el estudio de la Historia de la Medicina

 

(*) Jefe del Servicio de Endocrinología de la Clínica San Borja.