La hepatitis a través del tiempo

Al iniciar mis estudios de medicina cuando una persona llegaba con un cuadro de malestar general, decaimiento, anorexia severa, algo de fiebre y orinas oscuras se hacía el diagnóstico de "hepatitis catarral" basado en las observaciones de Virchow (1) quien unos setenta años antes, junto con otros investigadores pensaban que el sustrato de la enfermedad estaba en un obstáculo del flujo de la bilis debido a una gastroduodenitis catarral que se propagaba por el coledoco ocasionando la obstrucción.cuadro de

Por supuesto que con la observación más minuciosa y de un número creciente de casos se fue aclarando en parte esta situación y se descartó y más bien se comenzó a pensar en otras causas.

Así Eppinger (2), en su tratado que en nuestra época de estudiante era la Biblia, decía que "como tras el nombre de supuesta ictericia catarral se encubren diversos procesos morbosos es una equivocación exponer la sintomatología de una dolencia todavía no deslindada, pues se corre el riesgo de esquematizar o de describir síntomas de los cuales ulteriormente se demostrará que pertenecen a otro síndrome."

Como se puede ver Eppinger dudaba ya de esta patología subyacente en las llamadas hepatitis catarrales y se comenzó a especular en otras etiologías como la "inflamación serosa" probablemente causada por una intoxicación alimenticia debida posiblemente a la ingesta de carnes descompuestas, conservadas, alimentos grasos, embutidos, etc., que se creía eran la causa de los síntomas de naúsea, vómitos, gran decaimiento, diarrea, crisis sudorales como pródromos de una ictericia que aparecía luego de unos días.

Avanzaba en mis estudios y esta explicación de una intoxicación alimenticia, ya no sería por el alimento en sí, sino por una contaminación microbiana, como el bacilo paratífico, inflamación serosa que no sólo se producía a nivel del hígado sino en todos los órganos y sistemas siendo fatal si esto ocurría a nivel del bulbo raquídeo. Naturalmente ya estábamos pasando de una intoxicación de determinados alimentos a un cuadro de envenenamiento por toxinas microbianas.

Terminaba mis estudios y mientras concluía la 11 Guerra Mundial donde se habían presentado epidemias de hepatitis en todos los teatros de batalla, tanto en Europa como en Africa y como la idea de una infección se hacía cada vez evidente, por el modo de desarrollarse, se hicieron los famosos experimentos de dar filtrado de heces a soldados que por razones de religión u otras causas no iban al frente de batalla pero que aceptaron ser sujetos de experimentación y todos los voluntarios desarrollaron la infección descubriéndose poco después que esto no era bacteriano sino viral y que recién fue identificado por Feinstone en 1973 (3).

Mientras tanto se veía que habían dos tipos de ictericias, la banal o frecuente o epidémica y otra relacionada con las transfusiones de sangre que se hacían y se practicaban más frecuentemente y para diferenciarlas se les denominó Hepatitis A y B.

La historia posterior es de todos conocida, el desarrollo y el estudio sobre la patología fue tan deslumbrante que nació la sub-especialidad de Hepatología.

El Simposium "Hepatitis" que ahora se publica está dedicado en esta primera parte a la Hepatitis Aguda, pero en la introducción Rolando Figueroa hace una descripción y una síntesis del desarrollo de los conocimientos sobre esta enfermedad que sigue siendo muy frecuente y vemos por la cantidad de virus que se siguen descubriendo, que dentro de poco nos faltaran las letras del abecedario para nominarlos, pues ya estamos en G y los que siguen aún se les denomina X antes de ser tipificados perfectamente y luego termina comentando del curso anormal de algunos casos y constituyendo ese importante grupo de las Hepatitis Crónica.

Pero como muy bien señala hay aún algunas hepatitis crónicas por virus no especificados o desconocidos llamadas hepatitis crónicas criptogénicas donde no es posible distinguir etiología, lo que me hace ver que estamos en la misma situación de cuando yo era estudiante.

Herman Vildósola hace una detallada descripción de la hepatitis clásica, es decir la aguda causada por el virus A, señalando que desde el siglo XVII hay epidemias muy bien documentadas en Europa y que las hemos visto aparecer en todas las grandes guerras en nuestro último siglo.

Luego en apretada síntesis describe el virus del género Picomasiridae y la correlación entre las epidemias y las condiciones sanitarias y señala que entre nuestra población adulta la presencia de anticuerpos anti-HAV de tipo IgG es del 76-98% verdaderamente alarmante.

Al final describe la Patología, Fisiopatología y de la Clínica para llegar al tratamiento donde nada se puede hacer nada del

inespecífico de sostén y sintomático para algunas manifestaciones severas.

El resumen que hace de la hepatitis E es muy interesante, que sólo se diagnostica cuando se descartan las anteriores y el contagio es también por vía oral y en zonas endémicas este virus está en el 50% de los casos de hepatitis esporádicas.

El tratamiento es sólo conservador y sintomático y desgraciadamente como señala, no hay profilaxia pasiva o activa.

Como podemos ver, a medida que nos lanzan nuevas moléculas "salvadoras" es mayor el número de las que producen hepatitis, de manera que debemos ser muy cautos al recetar con largueza fármacos nuevos que aún no han pasado por la prueba del tiempo.

Esta primera parte del Simposiuni que es muy completo e ilustrativo nos debe hacer pensar que aún en este siglo de las luces convivimos con virus milenarios y que la vacunación de toda la población, podrá eliminar por lo menos tres de las formas más frecuentes, que si sólo fueran procesos simples de discreta repercusión socio-económica no tendrían tanta importancia pero la situación cambia por el alto porcentaje que pasa a la cronicidad y que no tiene un tratamiento terminado muchas de ellas en cirTosis o en cáncer al hígado.

Concluiremos diciendo que debemos comenzar de imnediato con un plan de vacunación masiva para paliar aunque sea en parte este grave problema de salud pública.

Dr. Germán Garrido KIinge
Presidente de la Academia Nacional de Medicina

Bibliografía

1.Virchow s Areh, 32 117,1864.

2.Eppinger Hans, Enfennedades del Hígado, Editorial Labor, Arg. 1940. -

3.Feinstone SM, Kapikian Sciencia 182:1026-8 1973.