Medicina y estilo de vivir

Dr. Javier Mariategui Chiappe (*)

Con cierto sesgo epicureísta, podemos decir que lo que busca el hombre, en esencia, no es mucha vida sino buena vida, calidad de existencia más que extensión de supervivencia. La calidad de vida está en la base misma de la medicina preventiva, que parte del hombre sano, de la antropología de la salud, esto es de una vida plenamente vivida, sin limitaciones ni recortes. De ella, precisamente, se ocupa la medicina en su sustento filosófico. No es la "tnetafisica del verdugo", de Nietzsche, ni menos aún el llamado "placer" sadomasoquista lo que está en los presupuestos básicos de la naturaleza humana. El hombre sano experimenta una sensación inefable - esto es incomunicable - de bienestar interno reflejando en cada momento el anima candida del diario vivir.

No es fácil la tarea del divulgador de los conocimientos médicos, cuando se busca de ellos una difusión que repercuta honda y útilmente en los profanos o en la población general. Se corre a veces el riesgo de presentar una visión sobresimplificada de temas que son esencialmente complejos. En esta tarea hay que estar prevenidos contra los "epitomadores ordinarios", a quienes se refería Honorio Delgado, que hacen síntesis o compendios esquemáticos y apresurados y no logran transmitir la esencia del conocimiento.

Ricardo Subiría Carrillo, un excepcional médico internista y cardiólogo reputado, ha escrito un buen manual para el "autocuidado de la salud", "cómo prevenir las afecciones crónicas degenerativas, cardiovasculares y el cánce?. Le ha puesto el título sugestivo de La segunda mitad de su vida. Está dirigida a toda lectoría pero selectivamente al adulto propiamente dicho y al adulto mayor. Y se centra principalmente al fomento de "hábitos de vida saludables, reducir los factores de riesgo, cultivar los valores sociales y espirituales y un medio ambiente sano", lo que permitirá evitar o cuando menos atenuar o retardar las enferinedades crónicas "que afectan a las personas en la edad media de la vida".

El contenido del libro revisa: I. El balance salud/enfermedad; II. Amenazas para la saluden los años porvenir; 111. El corazón en peligro; IV La palabra temida ... ; Y Cuando las facultades declinan; VI. Salud de la mujer; VII. Las medidas del "autocuidado", con el agregado de notas útiles sobre "reanimación cardio-pulmonar", tabla de alimentos, de "porciones y medidas", glosario de terminología médica e índice por temas. La diagramación es excelente: el empleo de letras de dos tamaños orienta al lector según el grado de su preparación: desde el neófito absoluto al medianamente informado en literatura médica.

Este libro está escrito en un estilo diáfano, sencillo pero elegante, que es de grata lectura y amable recordación. Respeta por igual dos fuentes del saber, la medicina y el lenguaje. Paraquienes conocemos al autor, es fácil apreciar que la obra es el reflejo de su modo de ser característico: pulcro y claro, atento y considerado, sabio consejero sin la menor concesión retórica. Es el producto ejemplar de la "decencia médica" que proclamaba Hipócrates: "En la medicina están todas las cosas que se dan en ¡a sabiduría: desprendimiento, modestia, pundonor, dignidad, prestigio, juicio, calma, capacidad de réplica, integridad, lenguaje sentencioso, conocimiento de lo que es útil y necesario para la vida, alejamiento de toda superstición, excelencia divina".

La "expectativa de vida" ha aumentado, gracias a una serie de cambios en la vida cotidiana y a los progresos de la medicina. Un septuagenario ya no es un senecto sino un hombre en una etapa interesante de su vida en que se puede aún programar actividades y vivir con plenitud un segmento vital lleno de realizaciones. Pero lo importante no es agregar años a la vida sino dotarla de una calidad que induzca a cuidar esa unidad psicosomática que es el cuerpo y el espíritu. Lo que hoy se llama "expectativa de vida activa", con independencia y participación social adecuada. Las páginas que Ricardo Subiría dedica a la salud mental son de veras encomiables. Con la autoestima como centro de reflexión, se descubre toda la importancia de los factores subjetivos, psicológicos y espirituales, en el mantenimiento de ese equilibrio inestable que es en el fondo la salud tal como la experimenta el hombre común y corriente.

Es tópico afirmar que el estilo de vivir condiciona el modo de enfermar. Esto quiere decir que lo biográfico no puede excluirse de lo biológico y que la auténtica medicina es siempre personalizada pese a todos los intentos por masificar la práctica profesional en busca de la reducción de costos y de la ampliación de la cobertura. La medicina es una ciencia, un conjunto sistematizado de conocimientos, pero al mismo tiempo es un arte, concertados en tiempos recientes poruna técnica cada vez más diferenciada.

Existe en el libro del Dr. Subiría un espíritu que recorre todas sus páginas, aunque no se le mencione explícitamente: la medicina como antropología y, principalmente, como conducta ética. En tiempos dificiles como los actuales, el hálito de la ética, suave espíritu siempre presente, es un reclamo ¡insoslayable, un "debe se? categórico.

 

(*) Titular de las Academias Nacional de Medicina y Peruana de la Lengua. Profesor Principal de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.