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El desarrollo y
la evolución de la cirugía experimental en la Universidad
Peruana Dr. Victor Baracco Gandolfo (*) Introducción La generación de la media centuria - del siglo que esta por terminar - vislumbraba por el contenido de las revistas médicas y las conferencias de los profesores extranjeros que nos visitaban, que la medicina estaba cambiando en los procedimientos aplicados - sobre todo en la cirugía - y era evidente la mejoría de los resultados obtenidos. Nosotros estábamos trabajando en la Cátedra de Clínica Quirúrgica del Hospital Loayza, de la Facultad de Medicina de San Fernando, cuyo magnífico Departamento de Cirugía fue inspiración del Catedrático Principal Carlos Villarán Godoy; quien tuvo la sapiencia de acoplar a su Cátedra el curso de Medicina Operatoria conducido por el probo Catedrático Eduardo Bello Porras. Teníamos la responsabilidad - junto con la Cátedra de Cirugía del Hospital 2 de Mayo - de la docencia de la Cirugía, en la única Facultad de Medicina del país. Nuestro ambiente quirúrgico vibraba entre la clínica, que se desarrollaba con el estudio de los pacientes biliares - más del cincuenta por ciento - y la aplicación de la técnica operatoria. La clínica se basaba en lo aprendido en la escuela francesa, que estudiaba a los pacientes para precisar el diagnóstico en base a la fisiopatología, cuyas alteraciones eran la evidencia de la enfermedad. El tratamiento quirúrgico se había enriquecido con resultados aceptables, gracias a la dedicación de nuestro profesor Climaco Tamayo Pacheco(2); se había logrado convencer a los Clínicos que la patología biliar calculosa debía ser quirúrgica y no en la etapa crítica que daba una alta mortalidad. Algo importante y complementario, como Profesor Asistente del curso de Medicina Operatoria (1945), tuve oportunidad de ver aplicar los procedimientos quirúrgicos en los animales vivos con nuestros Profesores, en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de San Fernando. Eramos un grupo privilegiado dirigido por el Jefe del Departamento y el de Servicio del Aparato Digestivo. En el año 1948, inquieto por los cambios que se estaban produciendo en la cirugía biliar y que daban tan buenos resultados, tuve la ocasión de realizar un entrenamiento en el Servicio de Cirugía del Profesor Ricardo Finochietto (Hospital Rawson, Buenos Aires). Los ambientes de hospitalización y el centro quirúrgico en sus aspectos físicos eran similares a los nuestros; siendo quizá los nuestros mas estilizados; el personal de servicio escaso y otros detalles que nos hicieron meditar desde un principio. Cuando observamos la actividad quirúrgica nos impresionó los conocimientos actualizados que venían de Europa, por haber conservado su contacto a pesar de la Segunda Guerra Mundial. La organización quirúrgica y el instrumental operatorio - algunos inventados por ellos - destacaban en forma extraordinaria. Era el factor hombre el que predominaba y que se encontraba actualizado (9). Antes de nuestro viaje nos habíamos compenetrado en la lectura del libro de Fisiopatología del Hepatocoledoco del Profesor Mirizzi (Córdoba, Argentina), en la que da al mundo el procedimiento de la Colangigrafía Operatoria.
Ya nosotros habíamos tenido un doble impacto como estudiantes de Medicina, cuando en el segundo año de Pre-Médicas (1937) el Profesor de Psicología Experimental Walter Blumenfield - de origen alemán - se refería al reflejo condicionado de Pavlov, impactándome la relación que existía entre el fenómeno psicológico y la fisiología digestiva; como se podía demostrar en él estomago del animal - en este caso el perro - la posibilidad de aumentar la secreción del jugo gástrico mediante la relación entre el alimento y el sonido. La ausencia del primero permitía que el sonido elevase la producción de ácido. Posteriormente, durante el tercer año de Medicina (1940), la Cátedra de Fisiopatología, diseñada por el Profesor Alberto Hurtado Abadía - rodeado de jóvenes e ilustres investigadores - nos hicieron ver la importancia de la alteración de la fisiología normal en los diferentes sistemas del organismo. La Estadística, traída por Hurtado, y aplicada en la investigación, plasmó el inicio científico de nuestra medicina. En el año 1949 al regreso del viaje de perfeccionamiento, donde había tenido la oportunidad de acumular una serie de conocimientos sobre la cirugía y los cirujanos, en su desarrollo y manera de aplicar las técnicas de diagnostico y del tratamiento; nos hacia ver que todo dependía de la decisión personal y la forma de abordar lo que era un problema. Pertenecer a una escuela quirúrgica, que se proyectaba durante años, le ofrecía al joven cirujano seguridad. Era evidente que daba vueltas en nuestra mente, los deseos de cambiar la manera de resolver los problemas en la cirugía biliar - que estaba a nuestro alrededor hospitalario - mediante la aplicación de la Colangiografía Operatoria de Mirizzi; que hacía años era descrita en los textos y revistas como la modernidad. Ver, por otro lado, que no era necesario de grandezas y que se podía simplificar su aplicación, consiguiendo un aparato de Rayos X portátil - que no existía en nuestros hospitales - y unas cánulas. En los últimos años de estudiante había tenido oportunidad de aprender la radiología biliar con nuestros pacientes operados portadores de una sonda de Kehr. Era evidente que estaba preparado para interpretar la placa en plena sala de operaciones y tomar decisiones ya que era imposible contar con un Radiólogo en el momento necesario. El paso inmediato -en algunos pacientes- era la aplicación de las anastomosis bilio-digestivas tan discutidas en los pacientes calculosos (1). Primer ensayo de cirugía experimental Dábamos la impresión de estar preparados, por los conocimientos adquiridos en nuestra escuela quirúrgica, para poder realizar este primer trabajo de cirugía experimental. Habíamos asistido desde la época de estudiante a los ensayos operatorios en los animales, realizados por nuestros profesores; ocupaba una plaza de Ayudantía en el Laboratorio de Medicina Operatoria; era Asistente en el Servicio de Cirugía, con la enorme atención de pacientes que quedaban con problemas por una deficiente cirugía; asistía con los pacientes a los estudios radiológicos que realizaba el Dr. González Vera, que nos explicaba de cada uno su patología residual y la necesidad de un segundo acto operatorio. El procedimiento de la Colangiografía Operatoria era conocido, pero no se había encontrado la solución. Un 19 de Abril de 1949, tomamos la decisión de realizar nuestro primer experimento (4,10). El Dr. Pedro Weiss investigador y patólogo, que nos conocía por la realización en los cadáveres de los nuevos procedimientos antes de aplicarlos en el centro quirúrgico, permitió realizar en el Departamento de Patología - situado fuera del Hospital- nuestra primera acción experimental, concediéndonos el cuarto del guardián situado en el techo del local (Figura 1). Nuestros distinguidos amigos, los doctores Javier Arias Stella y Uriel García, fueron testigos de nuestros pasos. En el Hospital Loayza era prohibido realizar experimentos con animales mayores.
En este trascendental acto experimental - por primera vez realizado en el país - nos acompañaron el Interno Félix Grillo Leonardi y el alumno de medicina Ramiro Velaochaga; que junto con el personal de servicio, logramos llevar al local señalado una mesa operatoria para perros, el material quirúrgico necesario prestado de la Sala de Operaciones del Pabellón 6 y el material fungible a utilizar. Realizamos una anastomosis entre el cuello de la vesícula biliar y el duodeno, uniendo las ostomias con 4 puntos separados de sutura, a diferencia del grupo de Mirizzi que introducía el cuello por la ostomía del duodeno y lo fijaba con dos puntos externos. Nuestro proceder se basaba en que la presión biliar es menor que la fuerza de cicatrización, ya que la mayoría de las fístulas biliares se cierran sino existe obstáculo en la vía biliar principal. En el segundo experimento realizado días después, ligamos el conducto coledoco para ver si el perro se ponía ictérico al fallar la anastomosis. La necropsia al mes de los actos operatorios nos indicó normalidad. Como en esa época no existía vivero y menos cuidado para los animales operados, se utilizó el mismo cuarto operatorio y fue cuidado por el inquilino. Nuestros ayudantes y el cirujano siguieron el curso post-operatorio con gran interés (Figura 2). Posteriormente, continuamos con el estudio de las anastomosis bilio-digestivas con el control bacteriológico del contenido gástrico, duodenal, vesicular y de la vía biliar principal; para conocer la infección selectiva o la becteriemia de los jugos digestivos; utilizando diferentes tipos de uniones de la vía biliar con el duodeno y yeyuno; y por último, provocando exclusiones del duodeno y anastomosis gastroyeyunales. En ese momento, el destino nos señaló un derrotero al presentarse las úlceras pépticas en la boca anastómica y en el yeyuno. En esa época se iniciaba las discusiones de la aplicación de la vagotomia, tomando nosotros un gran interés y la revisión mundial de la literatura. Laboratorios de Cirugía Experimental Los Laboratorios de Cirugía Experimental se instalaron inicialmente en la Facultad de Medicina de San Fernando y posteriormente en la Universidad Peruana Cayetano Heredia y centros hospitalarios de Lima y Provincias. Haremos una revisión sucinta de su origen y el rol que cumplieron en la docencia universitaria en su época, a fin de dejar constancia de este trascendental paso en la cirugía nacional.
El primer Laboratorio de Cirugía Experimental (1953) (Figura 3) se estableció en el Mortuorio del Hospital Loayza en donde funcionaba la Cátedra de Anatomía Patológica; gracias al apoyo de los Profesores Carlos Villarán y Pedro Weiss (24). Se techaron los patios y se dispuso en ella la docencia de la Técnica operatoria unificada, en donde los Internos y los alumnos de Quinto año, recibieron nuevamente la enseñanza practica. Se habilitó una habitación para la realización de los trabajos experimentales; estudios en relación con las Anastomosis bilio-digestivas (4), Gastrectomias y úlcera péptica recidivada (14), Vagotomias (18) y otros en relación con la cirugía digestiva y biliar. La aplicación clínica de la cirugía experimental se hizo evidente en la Clínica quirúrgica del Hospital Loayza, con realización rutinaria de las anastomosis bilio-digestivas (16-17), cambios en los conceptos de la úlcera péptica y aplicación de la Vagotomia. Podemos a modo de anécdota referir, que el Profesor Villarán cuando se jubiló, en su última asistencia al Hospital Loayza (1957), visitó el Laboratorio de Cirugía Experimental en donde nos encontrábamos practicando una anastomosis porto-cava, asistidos por los doctores Víctor Tejada Gutiérrez y Armando Ugarte Chacón. Fue una grata impresión para nosotros al escuchar sus comentarios sobre los recuerdos que le traía los actos experimentales observados a los profesores franceses y alemanes en sus estadías por Europa. Lo acompañamos hasta la puerta del Hospital en esa su despedida final. El Segundo Laboratorio Experimental (Figura 4), se implementó por la necesidad de utilizar el terreno del mortuorio del Hospital Loayza para la construcción del actual Departamento de Anatomía Patológica y Técnica Operatoria y Cirugía Experimental de UNMSM. En 1957 tuvimos que trasladarnos a los jardines de la entrada de la sede de Anatomía Patológica en la calle Baquero, al lado del Hospital Loayza; donde la colocación de un piso de cemento y su techado permitió contar con los salones de técnica operatoria y la construcción de un cuarto de 10 por 6 metros, para la instalación de nuestro "equipo ambulatorio" de cirugía experimental, que iba aumentando día a día.
A partir de ese momento ensayamos trabajos sobre cirugía del aparato digestivo, esófago (6) estómago y colon (7-8), vías biliares (5) y páncreas (11); iniciamos la cirugía vascular con injertos experimentales y la Circulación extracorpórea utilizando un corazón de plástico acoplado a un Sigmamotor. En una estadística tomada del libro de operaciones entre 1953 a 1959, se registraron 382 operaciones experimentales con un alto porcentaje de autopsias de control: siendo 291 experimentos sobre cirugía digestiva, 91 de cirugía vascular y cardiaca, de los cuales cardiomiotomías, injertos de aorta (13), corto circuito controlado. Circulación extracorpórea y anastomosis porto-cava (23), que fueron nuestra preocupación durante esos años. Un grupo de estudiantes se orientaron por estas realizaciones y más tarde tomaron el camino de la especialización vascular y cardioquirúrgica. Las aplicaciones clínicas se iniciaron con un injerto arterial el 11 de diciembre de 1959; que creemos sea uno de los primeros realizados en el país. Las resecciones de aneurismas de la aorta abdominal continuaron el camino trazado. Los salones de técnica operatoria y los actos de cirugía experimental fueron centros abiertos de reunión de jóvenes cirujanos, estudiantes de medicina y de sus conductores que estaban renovando y actualizando sus conocimientos de acuerdo con los centros más avanzados. En 1957 tuve la oportunidad de trabajar en los Laboratorios experimentales de la Universidad de Chicago (L. Dragstedt), de la Universidad de Minnesota (Wangsteen) y de la Clínica Mayo (Cole) de los Estados Unidos de Norteamérica, que nos permitieron avanzar a la siguiente etapa que se había trazado la Facultad de Medicina de San Fernando. Gracias al apoyo del doctor Alberto Hurtado (1958) fue posible concretar el proyecto de la construcción del futuro Instituto de Cirugía Experimental (Tercer Laboratorio) (Figura 5): al lado del edificio del Instituto de Anatomía Patológica, que fue terminado en 1961. No tuvimos la suerte de inaugurarlo, ya que ideas de tipo político incompatibles con el progreso docente iban a ser aplicadas en la Facultad de Medicina, las que ya estaban destruyendo la UNMSM; por lo que nos vimos obligados a fundar la Universidad de Ciencias Médicas y Biológicas, actual Universidad Cayetano Heredia. Entregamos a las autoridades competentes (2-3-1962) todo el equipo y el material acumulado desde 1953. Han pasado casi 40 años y el tiempo nos ha dado la razón, porque ese experimento electorero colocó a la Universidad Peruana en el caos.
Universidad Peruana Cayetano Heredia (1962) El Cuarto Laboratorio de Cirugía Experimental (1962) lo tuvimos que instalar en la cocina del antiguo Colegio de Belén, primera sede de la flamante Universidad. El doctor Alberto Hurtado, Decano en una cita memorable para nuestros años mozos, nos llevó al local para hacernos entrega oficial de un amplio cuarto sin piso en donde un incendio lo había deteriorado. Estábamos frente a un nuevo reto, que gracias a la empresa privada fue factible adecuar el ambiente. En esta nueva etapa destaca la colaboración de los Ingenieros Eduardo Arregui Herrera y Adolfo Carozzo Drago, con quienes pudimos realizar la obra, y del doctor Carlos Vidal Layzeca, para reiniciar nuestros trabajos experimentales. Se continuó con la Circulación extracorpórea que nos llevó a la primera aplicación clínica en el Hospital Loayza en 1965 (15); avanzamos en los estudios de trasplantes de vísceras primero los autotrasplantes del intestino delgado en 1963 (12), luego del riñón en 1964 (22); realizando el trasplante del hígado en 1969 (19-20), en el Quinto Laboratorio de Cirugía Experimental (1968), que por derecho propio nos habíamos ganado en el Local central de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. En el tercer piso se planificó un ambiente adecuado para los salones de técnica operatoria y laboratorio de cirugía experimental el quinto realizado por nosotros. Dios quiso premiar el esfuerzo realizado por muchos alrededor nuestro y distinguimos en vida con el reconocimiento oficial, al ser denominado LABORATORIO DE TÉCNICA OPERATORIA Y CIRUGÍA EXPERIMENTAL "VICTOR BARACCO GANDOLFO" (28 de Setiembre de 1990).
La solicitud de 88 Profesores de diferentes niveles elevada a las autoridades de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, gracias a la exquisita sensibilidad y excesivo reconocimiento de estas; culminó con una ceremonia oficial presidida por el doctor Roger Guerra García, Rector; con la asistencia de las autoridades, profesores, alumnos, familiares y amigos. Las amables palabras del Jefe del Departamento Académico de Cirugía, Doctor Eduardo Barboza y del Decano de la Facultad de Medicina, doctor Sixto Recavarren, fueran selladas por la sensibilidad y justeza del discurso del Rector, cuyas palabras llenas de recuerdos impactaron profundamente en mi espíritu, que fue desbordado por la iniciativa de presentar en la ceremonia el libro "EXPERIENCIAS"; recientemente editado gracias a la ayuda de la UPCH y CONCYTEC. Esta publicación editada en tres tomos, es una fiel expresión de los trabajos realizados, en dos Universidades y en dos hospitales universitarios, con los colaboradores, alumnos y residentes que nos hicieron posible evolucionar en la cirugía científica, paralelamente con lo que se estaba trabajando en los países adelantados. En este ambiente, en 1976, (Figura 6) realizamos nuestro último experimento observando la acción del stress sobre las ratas y la formación de úlceras superficiales en el estómago. Víctor Baracco Miller (21) fue quien lo aplicó para la realización de su tesis de Bachiller. No es posible describir la satisfacción que se experimenta a lo largo del desarrollo del estudio y, más aun, poder culminar años de trabajo experimentales en la cirugía, cuando el último experimento es realizado por un médico ligado afectivamente a uno. Todos los trabajos experimentales fueron controlados con los mayores desvelos y la misma exactitud, pero ver durante su desarrollo como un médico joven se compenetra en los secretos de la fisiopatología resulta extraordinario, en este caso muy especial a todo lo científicamente acontecido. Hemos tratado de sembrar la semilla de la experimentación quirúrgica en los que tuvieron esa inquietud y trabajaron en los ambientes que logramos para la sistematización de los estudios, misión primordial de una universidad que evoluciona, tal como siempre sucederá en la UPCH.
Es una satisfacción darles a conocer lo relatado por el Profesor Villarán (3) sobre nuestra labor inicial: "La Cirugía experimental requiere de operaciones que exige la investigación científica orientada al mejor conocimiento de los procesos patológicos y el conocimiento de nuevos métodos o técnicas. El campo de acción es muy amplio. Pocos son sin duda, los campos de la ciencia en los que la investigación solo se hace con fines abstractos o especulativos, es mas corriente descubrir sanos propósitos de aplicación. En la Cirugía experimental dichos propósitos son manifiestos habiendo un afán de buscar métodos y técnicas para el tratamiento de las afecciones humanas. A las finalidades expuestas corresponden los experimentos que bajo la dirección del Profesor Baracco, están realizando algunos asistentes e internos de la Clínica Quirúrgica Loayza y es muy halagador constatar el interés que ha despertado, entre nosotros, los trabajos de "CIRUGÍA EXPERIMENTAL". "En todos los países adelantados las buenas escuelas intentan técnicas nuevas en base a trabajos experimentales en animales. En este ejemplo es que deseo que nuestros cirujanos, incluso los mejores, deben seguir a fin de culminar su carrera con máxima garantía. Es con el objeto de favorecer esta preocupación es que se ha abogado desde hace tiempo, por la creación de un Departamento de Cirugía Experimental y ahora tengo la satisfacción de ver que esta aspiración nuestra se está cumpliendo. Agradezco sinceramente al doctor Hurtado, Catedrático de Fisiopatología y al doctor Hercelles, Decano, por el apoyo a la Clínica Quirúrgica y al Catedrático Honorario que todavía la dirige". Han transcurrido en todo lo relatado, 50 años de nuestro primer ensayo experimental y más de 25 años de un placentero discurrir en los estudios experimentales para la renovación clínica de la cirugía digestiva, biliar y cardiovascular, habiendo sido los temas preferidos la cirugía de las vías biliares y la cirugía de la úlcera gastroduodenal. Muchas de las nuevas técnicas fueron aplicadas en el Pabellón 6 del Hospital Loayza y desde 1969, en el Departamento de Cirugía del Hospital Cayetano Heredia, cuya Jefatura la obtuvimos en concurso abierto. Epílogo La Universidad Peruana ha girado por muchos años alrededor de la preparación de profesionales, escalando su nivel docente en las últimas décadas, con la aparición de focos de investigación inicialmente en ciencias básicas para determinadas patologías y en los problemas de la altura. Los estudios fueron en forma esporádica y en apariencia desordenada, dándonos las verdaderas pautas de sistematización los Institutos de Biología Andina y de Investigación de la Altura, bello ejemplo de los Profesores Carlos Monge Medrano y Alberto Hurtado Abadía. Algunos Departamentos llegaron a descollar alcanzando niveles superiores en la función universitaria. La simbiosis entre la investigación científica y la docencia universitaria hace ver el progreso de esos centros. Se valoriza la investigación científica cuando es organizada e institucionalizada, transformando el dinamismo universitario, en que producen nuevos y originales conocimientos, los cuales son transmitidos al estudiante en forma viviente y se ejerce una función académico - creativa en su máxima expresión. Se logra desarrollar un tipo de profesional altamente espiritualizado, el profesional - profesor, que se consagra a la investigación científica y a la docencia. En este nuevo clima dinámico se yergue las figuras robustas de los profesores - investigadores, único determinante de la vida universitaria, frente al anticuado profesor - docente. El alumno oyente pasivo, pasa a ser co-investigador activo. Es deseable que nuestras universidades sigan este sendero realizado en países más adelantados; desgraciadamente juega un rol preponderante la economía, ya que no es posible seguir este camino sin tener la vida de los profesores estabilizadas. Hemos comprendido el mensaje del profesor Villarán y tuvimos la visión para tomar la posta e imprimirle una vigorosa continuidad, gracias al aporte de la juventud estudiosa que nos rodeaba y a la inteligencia de las autoridades que pensaron en el progreso de la cirugía. La sistematización de los estudios experimentales en la universidad peruana sirvieron para despertar en nuestro medio el verdadero camino para el progreso de una cirugía científica. Mi eterno agradecimiento a los médicos y estudiantes (22), que colaboraron en el trabajo en equipo, a lo largo de la peregrinación experimental por diferentes laboratorios, en las dos principales universidades del país. Solo mencionaré aquellos que por su mayor dedicación se integraron al grupo con el devenir del tiempo, ya que otro numeroso grupo lo hizo en las labores clínica y de la enseñanza de la técnica operatoria, lo mismo que en la elaboración de sus trabajos para el bachillerato. Los logros y las anécdotas durante mas de 25 años afloran a nuestras mentes en los encuentros con nuestros colaboradores, creyendo que merecen ser trasmitidos en el futuro. Ellos, hoy magníficos profesionales, son los doctores Félix Grillo Leonardi (1949), Ramiro Velaochaga (Gastroenterólogo-1949), Víctor Tejada Gutiérrez (1953), Armando Ugarte Chacón (1953), Franco Attanasio (1953), Enrique Machicado (1958), Carlos Vidal Layseca (OPS-1958), Noé Bazán Vigo (1960), Carlos Carozzo (1963), Eduardo Parodi Larco (1964), Augusto Pérez Albela (1965), Eduardo Barboza (1968), Germán Barbe (USA-1969), Víctor Lucero (1970) y Víctor Baracco Miller (1975).
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(*) Profesor Titular de Clínica Quirúrgica y Técnica Operatoria (UPCH). Jefe de los Laboratorios de Cirugía Experimental de la UNMSM y UPCH. Profesor Emérito de la UPCH. Doctor en medicina UNMSM. Miembro Honorario de la Academia Peruana de Cirugía |