La menopausia vista con los ojos de mujer

Dra. Dora van Oordt de Titinger (*)

Menopausia: pausa en la vida de la mujer que se acompaña de las conocidas y temidas "molestias climatéricas", aunque algunas mujeres atraviesan esta etapa sin ningún tipo de problemas. ¿A qué se debe esta diferente forma de enfrentarla: a las diferencias somáticas .., a la situación social y cultural .., a la estructura de la personalidad .., a la importancia que se le otorga a la procreación y a la educación de los hijos..? Son muchos los interrogantes y variadas las respuestas, pero para casi todas es una transición emocional difícil de aceptar, una experiencia a la que no se quiere llegar, es el comienzo del fin.

De reproductivas pasamos a ser ¡productivas! pero la mayoría no lo ve así; en lugar de sentirse como un bien basado en la experiencia, la intuición, en los logros capitalizados a través de todos los años vividos en la plenitud de la vida, se ven marchitas; resienten la disminución de sus facultades intelectuales y sensoriales, se abruman con los "olvidos", con la poca facilidad para aprender, para coordinar, para enfrentar problemas; se quejan de que están cansadas, impacientes, intolerantes, sin ánimo, irritables. Claro que todo esto varía enormemente en cada mujer, y dependiendo muchas veces de su estrato sociocultural y de sus circunstancias.

Nostalgia y vaciedad frente a las pérdidas: de la juventud, de la belleza, de los padres, de los hijos, de la pareja ........, en lugar de ir por el camino hacia una libertad creadora, hacia un mayor desarrollo, a la alegría del deber cumplido y a la capacidad de gozar la vida sin los temores y las inseguridades de la juventud, nos adentramos por el de una afectividad cada vez más llena de frustraciones.

Al creer que acabó su sexualidad, piensan que ya no son deseables, ¿qué sentido puede tener entonces cuidar el cuerpo, si el alma está enferma de soledad, de reproches, de autocompasión ...? Históricamente, la mujer ha creído que sus trastornos eran una realidad femenina de deterioro natural, que debía tolerar, ignorando el verdadero riesgo que se inicia con la menopausia.

Se dice que cada mujer tiene su propia menopausia y el cómo reaccione psicológicamente frente a la misma puede ser adecuada, respondiendo a los síntomas físicos y psíquicos en forma optimista: son las que se sienten realizadas en un 65% como profesionales, esposas, madres; aman y son amadas, han desarrollado su espiritualidad y sus creencias religiosas; tienen un apoyo tan fuerte que no sienten la menopausia como mutilante. Un 20% de mujeres simplemente acepta los cambios en forma apersonal, no se trastorna, lleva una vida simple, monótona, trabaja mucho desde muy joven, no tiene vacaciones y de repente también tiene que cuidar nietos; para ellas el dolor y el placer son parte inevitable de la vida, nunca han estado muy interesadas en el sexo, consideran las relaciones como un deber, no son de las que buscan tratamiento y, aunque sus molestias auténticas interfieren con el trabajo, las soporta estoicamente. Otro 15% reacciona en forma neurótica, la menstruación, el sexo, el embarazo, la maternidad no sólo son funciones biológicas, sino que dan significado a su cuerpo; ella vive, en su cuerpo, por ello vive con angustia este período de la vida que no quiere aceptar, ellas son las irritables, impacientes, inflexibles, desadaptadas, reflejándose todo esto es su vida personal y profesional; están enganchadas al pasado y pasan por estados de depresión y ansiedad.

El otro grupo es el de las menopáusicas activas, que tienen pocos problemas climatéricos y si los tienen los niegan o los reprimen; ellas se dedican en cuerpo y alma a lo que consideran su tarea: su familia, su carrera, su vida social, política, religiosa; son dinámicas, no dejan que nada físico o psíquico interfiera con sus actividades.

Algunos de los problemas de la mujer los causa la necesidad de cambiar y adaptarse a otro rol en su vida y esto a veces no lo comprenden los médicos, que como hombres están influenciados por paradigmas basados en el sexo y que minusvalizan estas molestias. No sólo ellos, muchas médicas, por haber sido formadas por varones, relativizan de igual modo a la menopausia, la dismenorrea, la tensión premenstrual y los dolores de parto.

Al considerar al climaterio como "crisis", debemos identificar los factores desencadenantes, explorar los recursos personales y sociales disponibles en cada caso individualmente: trabajo, familia, educación, contactos sociales, amistades. La misma mujer es la única que puede juzgar la intensidad y la calidad de sus emociones, porque muchos de sus síntomas suelen ser sensaciones subjetivas que no pueden medirse de un modo seguro por medio de dispositivos fisiológicos o pruebas psicológicas convencionales.

Los ginecólogos debemos dejar de lado nuestra subjetividad, reconsiderando nuestro rol y nuestra misión para asumir que somos médicos de mujeres en su integridad biopsicosocioespiritual; nuestra opinión es secundaria; la mujer tiene molestias y la clase médica debe hacer todo lo posible para ayudarla, entregándole atención primaria, junto con la atención especializada. No podemos ser ciegos ni sordos a las realidades sociales, porque ellas impactan negativamente en la salud de las mujeres.

Los estrógenos influyen en la función cognitiva y el estado de ánimo; su disminución predispone a la demencia. Las células cerebrales son vulnerables al daño causado por los radicales libres, dado el alto consumo de 02 del cerebro. El uso de estrógenos se asocia a múltiples beneficios a nivel cerebral, tales como regeneración cerebral por mayor flujo cerebral.

Siendo la menopausia una endocrinopatía tratable, al prescribir la terapia de sustitución hormonal (TSH) no sólo mejoraremos la calidad de vida, sino que haremos prevención de patologías crónicas y degenerativas, reducción de la morbimortalidad asociada a la hipertensión arterial, eventos isquémicos, fracturas por osteoporosis, cánceres ginecológicos, entre otros. Hay pocas contraindicaciones para su uso; a mi juicio es necesario transmitir este concepto tanto a las mujeres como a los profesionales de la salud, de tal forma que se pueda establecer amplios programas de atención médica en la menopausia, y así como se controla el embarazo en forma mensual, se controle la menopausia en forma anual.

Debemos reclamar por campañas nacionales de información y concentrar esfuerzos para hacer frente a los riesgos a que está expuesta la mujer en esta etapa: educación y comunicación reforzarán no sólo estrategias de protección de todos y cada uno de los derechos sexuales de la mujer, incluidos los reproductivos.

Tiene que haber un enfoque interdisciplinario y participativo, integral, que incorpore aspectos psicológicos y sociales en la atención de la mujer y contemple las particularidades de su vida cotidiana y los problemas propios de cada etapa de su ciclo de vida, para de algún modo retribuir, aunque sea en parte, su aporte al desarrollo del país en el ejercicio de sus distintos roles sociales, brindándole los cuidados adecuados en el período post reproductivo.

Para terminar, quisiera decir a las mujeres que quizás los problemas de la depresión no son producidas por sentirse abandonadas o no queridas, sino por el no estar en paz con uno misma.

 

(*) Medico Cirujano Especialista en Ginecología, Psicomática Ginecológica y Menopausia