Unanue y la modernización de la medicina

Dr. Alejandro Graña Aramburú (*)

Hipólito Unanue, Fundador de la Escuela Médica Peruana, cuyo nombre lleva la Fundación que edita la Revista DIAGNÓSTICO.

Los siglos XVI y XVII fueron notables por los hombres que vivieron en ellos. El Nuevo Mundo fue descubierto y conquistado debido a la fe que profesaron, no tanto en la divinidad, sino en el poder del hombre mismo. El concepto sobre los cielos, hasta el momento centrado en la tierra, según el "Almagest" de Ptolomeo (10,11), fue revolucionado y se transformó en heliocéntrico. Surgió la idea del Sol como centro del universo. Copérnico, Kepler y Galileo (9-11) no sólo demostraron la verdad de esto, sino que produjeron una transformación profunda en el pensar de la época. Es decir, transformaron la realidad. Lo que hasta entonces se consideró verídico y de bases reales, probó ser falso. Nació una nueva perspectiva de realidad, una jamás imaginada. Pese a la oposición religiosa y a los prejuicios, estas verdades se impusieron a la larga, demostrando la validez del pensamiento racional y experimental.

Paralelamente, la medicina y la cirugía se trans- formaron (15). El trabajo meticuloso de los anatomistas en el estudio del cadáver produjo ilustraciones sobre la verdadera estructura del cuerpo humano, echando por tierra antiguos preceptos heredados de la edad media, basados en disecciones animales, o conceptos tales como aquellos inmutables de Galeno y de Averroes (9,15) que se consideraban verdades absolutas.

El médico suizo, Paracelso, llegó a quemar públicamente los textos de Galeno en la Universidad de Basilea (10,15), causando consternación entre los profesores y estudian- tes.

La concepción del mundo y de la medicina cambiaron para siempre. Habían nacido el pensamiento experimental y la ciencia. El hombre empezó a convertirse en hacedor de su propio destino.

Las nuevas ideas

Asi mismo, en el siglo XVIII, inestable por sus ideas y explosivo por el contenido de éstas, la realidad también cambió. Se descubrió la existencia de otro universo, inagotable e inexplorado: la Razón. Esta fue el ídolo del siglo, el Siglo de las Luces. Se llegó al extremo de considerarla como la realidad misma, como verdad absoluta. Al ser inobjetable se dio comienzo al "escepticismo" en cuanto a la existencia de la Metafísica y el Yo espiritual (9). Los trabajos de David Hume, Kant y Hegel fueron paradigmas en la exploración del pensamiento racional absoluto(7,9,11,15). No pudieron demostrar la existencia de nada fuera de la razón.

El resultado fue la efervescencia y el gobierno de las ideas. Todo entonces era producto de la idea, la vida misma se convirtió en una idea. Los enciclopedistas franceses, como Rousseau, Voltaire y Montesquieu fueron responsables de la difusión de nuevas ideas, entre ellas, las de la igualdad entre los hombres y aquello que se denominó "libertad", hasta entonces inexistentes como conceptos sociales.

Resultado fundamental de estas ideas sobre derechos humanos fue la Revolución Francesa, y la consecuencia forzosa fue que éstas ingresaron a España con los ejércitos invasores revolucionarios, a través de los Pirineos (5,6). Los emigrados franceses que llegaron a la península, entre ellos clérigos, contribuyeron con sus relatos a despertar las mentes populares. Sin embargo, es principalmente durante el gobierno político de Manuel Godoy, bajo Carlos IV, que los libros y algunos intelectuales de tendencia liberal invaden la corte española para satisfacer la curiosidad de la reina, a quien Godoy cortejaba (6,8).

América, y por supuesto el Perú, fueron receptores de la difusión de las ideas revolucionarias europeas. Fue inevitable que llegaran importadas de España, una vez que el poderoso fenómeno de la Ilustración hizo huella en el viejo continente y aparecieron libros liberales y revolucionarios. Éstos encontraron su camino hacia el Nuevo Mundo.

Aunque ya existían antecedentes de escritos sobre derechos humanos en América, como lo prueba el Thesaurus, del religioso peruano Avendaño, sobre la justicia hacia los indios (2), fue en realidad el padre Diego Cisneros quien introdujo una vasta biblioteca de escritos liberales al Perú, aprovechando sus derechos de misal para la importación de libros (1,2). Algunos de estos escritos llegaron a manos del Mercurio Peruano y encontraron pronta difusión.

Nariño en Colombia, Miranda en Venezuela y Unanue en Perú fueron ejemplos claros de la invasión de las ideas de avanzada en el continente Sudamericano.

Hipólito Unanue bien puede considerarse un hombre de dos tiempos.: Aquel del coloniaje y del reino, y ese otro fresco y reciente de la Ilustración americana, fluído por su quehacer intelectual y renovador por sus metas de alcance insospechado. El resultado práctico de la Filosofía de las Luces sería en el Nuevo Mundo la liberación de América y la modernización definitiva de la medicina en el Perú.

Formación médica y humanista

Inicialmente destinado al sacerdocio en Arequipa, por voluntad de su tío Jacinto Chacón, Hipólito llegó a Lima dispuesto a concluir sus estudios preparatorios, hacia 1777. Un hecho del destino cambia su parecer. Otro clérigo y tío, don Pedro Pavón, lo encamina a los estudios médicos, visualizando una disposición innata en el joven ariqueño de 22 años, y una vocación sin límites para el saber, que iba acorde con el criterio "ilustrado" del momento.

Por coincidencia, el gran pionero de la medicina peruana y enciclopedista, Cosme Bueno (1,12,13), tomó el tutelaje de Hipólito, quien recibió además grandes enseñanzas de la rica cultura del humanista Gabriel Moreno.

Cosme Bueno ilustró notablemente al joven en cuanto a la formación del razonamiento y orientación científica. Cuando todavía la astrología dominaba el pensamiento en cuanto a las enfermedades, lo guió a la búsqueda de las causas reales y físicas de los males humanos, desechando la lectura de los astros y alejándolo de las supersticiones tan en boga del momento. Hasta afirmó la existencia de algunas etiologías biológicas, como aquella de los "gusanillos" presentes en la observación microscópica de algunas secreciones. Lo inició en el método científico, alejándolo de la oscuridad supersticiosa.

La cátedra de anatomía

Al terminar los estudios médicos y doctorarse, Unanue resulta ganador del certamen para ocupar la cátedra de anatomía, hasta el momento carente de un verdadero local para su desarrollo, aunque existía la orden real desde l753 (1,13) de que se crease un ambiente en el Hospital de San Andrés para la enseñanza de la anatomía a los profesores médicos y cirujanos.

En esto, como digno vasallo del reino, buscó la ayuda del virrey. Don Francisco Gil de Taboada y Lemos le presta apoyo, y se logra al fin establecer el primer Anfiteatro Anatómico de Hispano-América, inaugurado en 1792 en Lima (1,13,16).

Al fin la enseñanza de la Anatomía podría hacerse en forma concentrada y ordenada, como base sólida para el aprendizaje médico. Fue un paso definitivo hacia la moder-nidad.

Poco más tarde se da inicio a las Conferencias Anató- micas. Las luces del Renacimiento europeo influenciaron definitivamente la enseñanza de esta materia en el Perú. Entre esos grandes disectores renacentistas destaca la figura de Andrea Vesalio, gran ilustrador, con su publicación "De Humana Córporis Fábrica" en el siglo XVI (9,13). Por coinciden-cia, Vesalio pasa casi veinte años en la corte española e influencia notablemente la enseñanza en universidades tan famosas como Madrid y Salamanca.

De allí deriva el texto de Martín Martínez, utilizado largamente en Lima, recomendado al joven Hipólito por su instructor Moreno. Aunque, pese a esta obra y a otras, al parecer no existió gran empeño en la disección de cadáveres en las cátedras españolas (13).

Finalmente, Unanue opta por la obra práctica de Winslow, "Exposición Anatómica", para el aprendizaje de los alumnos, considerada de avance ya desde la época de sus maestros. Entiende el aspecto claro y sistematizado de la obra, en acorde con su parecer ordenado y de avanzada de la enseñanza (13).

Nunca aceptó el simple uso del "cuchillo", sin exigir el aspecto conceptual, el cálculo analítico heredado de los razonamientos newtonianos tan de moda en el momento (13,16).

Son extraordinariamente docentes sus lecciones anatómicas en el viejo hospital de San Andrés, lugar de la cátedra. La anatomía no es relegada a simple materia. Se adiciona el "diálogo" y la aplicación clínica para el trato del enfermo. Se le da sentido médico por excelencia. Unanue nunca pierde la dirección pragmática en sus demostraciones, y no olvida que el fin último del médico es curar.

El resultado fue la aparición de excelentes disectores y nuevos maestros. Anatomistas, pero de enfoque médico y quirúrgico. Aparecen grandes profesionales como Aguirre y Tafur, que se nutren de la sistemática de la nueva metodología (1).

Posición científica y humanista

En conjunto con el aprendizaje anatómico y clínico, Unanue se preocupa en estudiar profundamente la sociedad de su tiempo. Los problemas locales que acosan a la sociedad limeña y a las provincias del reino. Da especial importancia a los factores ambientales del clima y la alimentación, en cuanto a su influencia en la salud de las poblaciones (16). En este sentido es un precursor de la higiene en el país.

Absorbe con rapidez y sensibilidad las nuevas ideas que hacen tambalear la monarquía imperante y el absolutismo (14), entendiendo que se aproxima una época diferente, y que son los criollos cultivados aquellos llamados a ejercer esas influencias modernizadoras en el Perú.

Aunque su posición como Protomédico y Cosmógrafo del Reino lo une sólidamente al virrey, comienza su pecho a latir con fuerza e hincharse de aquello que por primera vez se vislumbra como "peruanismo". Con actitud visionaria entiende la idea de "país", y sobre todo aquella de nación, que implica una comunión entre múltiples elementos heterogéneos bajo un sólo ideal. Sabe que los lazos con España tenderán a romperse algún día, y para ello, eso que se llamará Perú deberá estar preparado para enfrentar su solitario destino.

Por eso fue grande su contribución a la "Sociedad Amantes del País", que estudiaba los diferentes aspectos del Perú, y sus aportes culturales al "Mercurio Peruano"(13,14), importante órgano de difusión, fueron abundantes y recibieron su devoción de primera línea.

Salud Pública

Unanue tuvo gran preocupación por la salud pública. Difunde la obra de Jenner sobre la vacunación, e insta al rey para llevarla a la práctica, importando vacunas de España para proteger extensamente a la población contra la temida viruela. Actitud de claros rasgos modernos y de honda influencia para la futura salud social.

Estudia con detenimiento el medio ambiente, y sobre todo las condiciones climáticas que afectan el comportamiento del individuo, relacionándolas con los estados de salud, enfermedad y carácter. Su obra sobre "El Clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre", aparecida en l806, es notable por sus precisiones y por su valor científico (13,16). Justamente en esta obra, comenta extensamente sobre las razas humanas, achacando sus diferencias a factores como el "clima, usos y alimentos a que los reduxo su primera dispersión".

Creyente en la igualdad de los hombres, es contrario a la esclavitud y aconseja fervientemente al general San Martín que libere a los esclavos negros de su injusta sumisión (14). Vislumbra una nueva patria libre y soberana.

Nuevas ideas y el Colegio de Medicina

Pese a su visión de avanzada y sus ideas recogidas de la Ilustración, sigue ejerciendo gran influencia sobre el virrey. En parte sus enormes conocimientos y su vasto entender humanista, así como la fuerza de su carácter, generan una amistad verdadera y clara con don Fernando de Abascal, uno de los virreyes más destacados y laboriosos, y a quien se
debió, entre otros, la recuperación del alto Perú al territorio del reino.

Esta relación le permite a Unanue concebir, y finalmente hacer realidad su sueño de fundar una institución formal para la enseñanza de la medicina y la cirugía. Sobre todo esta última, estaba acaparada por manos poco preparadas, de personas hábiles pero sin conocimientos médicos, en especial mulatos practicantes de pobre origen (13,14,16).

Después de ardua labor y de sinsabores, en 1808 aparece finalmente en forma concreta lo que sería su máxima obra de contribución a la medicina peruana: El "Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando" (1,13,14,16). Aprobado por el rey, y destinado a la formación de verdaderos profesionales médicos, hizo espacio aun para humildes indios, que por su habilidad harían grandes cirujanos (1,13). Su aparición marca un hito en la docencia médica del país. La enseñanza es respaldada al fin por una institución cabal. Se rompe el problema de "pureza de sangre", que excluía de la instrucción médica a las razas no descendientes de españoles (1,14).

Contribución a la independencia

Cuando San Martín desembarca en el Perú trayendo los laureles de la libertad de Argentina y Chile, y dispuesto a lograr la independencia de nuestra patria, Unanue no duda un instante y le presta todo su apoyo (3). Como diputado a la primera Asamblea Constituyente de l822, acaba siendo nombrado presidente de la misma. Se adhiere con fuerza tremenda a la causa de la independencia y ayuda con lucidez a manejar los problemas hacendarios y a esparcer los ideales patrios.
Hecho notable fue el que al concluir la liberación del Perú, se cambiara el nombre del Real Colegio de San Fernando, llamándosele "Colegio de la Independencia"(1,13,14).

Más destacada aun fue su contribución cuando la venida del general Bolivar al Perú. Fracasadas las incursiones militares de José de San Martín, el Congreso hace un llamado desesperado al libertador venezolano y le ofrece la Dictadura.

Su ayuda al Libertador es casi incondicional. Le sirve como médico y como ministro, como consejero y como amigo. Nunca debilita empero su posición patriótica, y sus constantes observaciones sobre el advenimiento de un Perú libre siguen brotando con firme lucidez.

Cuando Bolivar se ve forzado a regresar a la Gran Colombia, después de tres años en el Perú y de la obtención de la independencia, la junta de gobierno queda bajo respon- sabilidad de Hipólito Unanue, con el encargo de aprobar la Constitución Vitalicia redactada por el Libertador. Aunque ésta es rechazada, Unanue sigue apoyando la construcción del nuevo país libre, hasta su retiro de la vida pública.

El Maestro y la modernización de la medicina

Don Hipólito no dejó jamás de ser un maestro con visión futura. Su ahínco personal lo dedicó al estudio y a la enseñanza renovada. Su sed de conocimientos no tuvo límites, pero sus desvelos fueron siempre la formación completa del médico bajo el estudio serio y coherente de los conocimientos vigentes. Del profesional de amplia visión médica y científica, de proyección hacia el porvenir.

Siguió con empeño en su cátedra la metodología de Boerhaave (1,13), organizándola con sistemática y orden para el aprendizaje seguro y real, sin perder nunca el sentido práctico de la misma. Quería formar médicos y cirujanos competentes e ilustrados. Lucha denodadamente contra la incultura, y no acepta jamás la ignorancia del simple practicante.

Su empeño lo convierte definitivamente en el creador de la "conferencia" clínica en el Perú. Establece la necesidad de la "discusión" del caso, y por eso promueve el diálogo constructivo sobre la historia clínica y la conducta terapéutica. Aquí se percibe a trasluz la raíz renacentista de su formación y su asimilación pragmática de la herencia hipocrática, aunque de hecho con visión modernista y disciplinada .

Su enorme empeño en formar el "semillero" de destacados profesionales médicos peruanos, lo califica indiscutiblemente como el maestro de la medicina en el Perú.

Su encomiable labor da paso a las modificaciones en la enseñanza que años más tarde produciría la influencia, también moderna, pero esta vez parisina, de Cayetano Heredia.

La idea de Unanue sobre la formación de bases sólidas y prácticas, tanto médicas como humanistas del estudiante, y el fomento del debate y la disquisición clínica, hace brotar la génesis del pensamiento perfeccionista de Heredia, que promueve insistentemente el que sus alumnos viajen a Francia a saturarse de nuevos conocimientos, cuando los grandes maestros parisinos constituían la cumbre del saber médico. Promueve el sentimiento de "perfección" en los jóvenes. Esta actitud, francamente moderna y llena del espíritu de lo "mejor" para el saber del médico, estuvo enraizada en la herencia cultural y docente de Hipólito Unanue.


Bibliografía

1. Alayza, Francisco. Historia de la Cirugía en el Perú, Lima, l992.
2. Belaúnde, Victor. A. Bolivar y el Pensamiento Político de la Revolución Hipanoameriana. Lima, l953.
3. Chirinos Soto, Enrique. Historia de la República. Edit. "Minerva".
4. Gay, Peter. The Enlightenment: An Interpretation Vintage Books, N.Y., l966.
5. Guillame, A; Lescure, J.C; Michonneau, S. L´Europe. Des Nationalismes aux Nations SEDES, Paris, l996.
6. Herr, Richard. The Eighteenth Century Revolution in Spain Princeton Univ. Press, l973.
7. Klimke, F; Colomer, E. Historia de la Filosofía Edit. Labor, S.A., l961.
8. Lynch, John. The Spanish American Revolutions, 1808- 1826. W.W. Norton & Co., N.Y., 1973.
9. Marías, Julián; Lain Entralgo, P. Historia de la Filosofía y de la Ciencia. Edic. Guadarrama, Madrid, l964.
10. Mead, Douglas M. Europe Reborn New American Lib., London, l975.
11. Nussbaum, Frederick. The Triumph of Science and Reason. Harper & Row, Pub., N:Y:, 1962.
12. Paz-Soldán, Carlos E. Cosme Bueno, Abuelo de la Medicina Peruana. Ref. Med. 1935;224:976-84.
13. Paz-Soldán, Carlos E. Himnos a Hipólito Unanue, Lima l955.
14. Porras Barrenechea, Raúl. Unanue. An. Fac. Med. 1955;38:680-2.
15. Robinson, Victor. The Story of Medicine. The New Home. Library, N.Y. l944.
16. Ulloa, J.C. Hipólito Unanue, Mon. Med. 1889;108: l85.

 

Médico Ginecólogo, American Board Certified. Ex Servicio de Ginecología, Hospital Nacional Guillermo Almenara (HNGA). Clínica San Felipe. Instituto de Ginecología y Fertilidad.