Helicobacter
pylori
Epidemiología - Diagnóstico – Tratamiento
Consensos Mundiales - Experiencia en el Perú
Dr.
Alberto Ramírez Ramos (*)
Dr. Julio Leey Casella (**)
Dr. Daniel Mendoza Requena (**)
Dr. José Guerra Valencia (**)
En
el campo médico, al revelarse descubrimientos o hallazgos que cambian
conceptos establecidos, hipótesis o supuestos dogmas, generalmente
una primera reacción es la de escepticismo y luego el péndulo
se inclina hacia la aceptación general, produciéndose, controversias
sobre qué hacer y qué no hacer frente a los nuevos conocimientos.
Hace
algunos años Barry Marshall en una conferencia mostrando un mapamundi
expresó: "Nuestro reporte al mundo científico en 1984,
del hallazgo de una bacteria espirilada gram negativa en la mucosa gástrica
de pacientes con gastritis y úlcera gástrica, fue recibido
con entusiasmo por algunas Universidades en Europa y los Estados Unidos
de Norteamérica" y bajando en el mapamundi a Sudamérica
señaló: "y en el Perú, por la Universidad Peruana
Cayetano Heredia". Con excep- ción de las instituciones antes
mencionadas, el reporte de Marshall y Warren (1), fue recibido con mucho
escepti-cismo a nivel mundial.
La
principal objeción era que se tenía como concepto dogmático
que en el estómago sólo existían gérmenes
de paso, ya que ningún microorganismo podía sobrevivir en
un medio tan ácido como el gástrico. Los primeros hallazgos
del Grupo de Fisiología Gastrointes- tinal de la Universidad Peruana
Cayetano Heredia y de la Universidad de Johns Hopkins fueron presentados
en el Congreso Latinoamericano de Gastroenterología reali- zado
en Asunción (Paraguay) el año 1985. En 1986 , tuvo lugar
el Congreso Mundial de Gastroenterología realizado en Sao Paulo
(Brasil) en el que sólo se presentaron alrededor de 20 trabajos
que tuvieron como audiencia únicamente a los expositores.
Con
el correr de los años y la evidencia demostrada por los grupos
que empezaron a trabajar sobre esta bacteria, fue aumentado el interés
en relación al conocimiento del H. pylori y así en el Congreso
del American Gastroenterological Association realizado en la ciudad de
Chicago el año 1988, a una conferencia sobre el tema dictada por
el Dr. David Graham, de la Universidad de Baylor, concurrieron más
de 3,000 médicos. En el Congreso Mundial de Gastroenterología
realizado en Australia en 1992 se recomendó la erradicación
de la bacteria en todos los pacientes con úlcera gástrica
o duodenal en los que se demostrara la presencia del H. pylori. Desde
ese momento, asistimos a una verdadera explosión de comunicaciones
sobre diversos aspectos de este germen, en el campo de la Microbiología,
Biología Molecular, Epidemiología, Mecanismos de Patogenicidad,
Métodos de Diagnóstico, Esquemas de Tratamiento, Recurrencia,
Vacunación, etc., al punto que a la fecha son millares los artículos
publicados existiendo diversos libros sobre este microorganismo, en diferentes
idiomas.
Toda
esta información acumulada que requería análisis
y discusión ha condicionado que se realicen reuniones de expertos
con el fin de establecer consensos. Es así que en 1994 se efectúa
el Consenso de los Institutos de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica;
en 1997 tiene lugar en Europa el Consenso de Maastricht que se repite
el año 2000 y en 1999 la Sociedad Interamericana de Gastroenterología
organiza y lleva a cabo en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil)
el Consenso Latinoamericano sobre H. pylori con la participación
de expertos de Latinoamérica e invitados de Europa y los Estados
Unidos de Norteamérica.
Aparentemente
la difusión de estos Consensos no ha sido apropiada o las publicaciones
se han realizado dentro de un marco de amplitud de información
que las ha hecho perderse y diluirse. Es así que diversos estudios
de encuestas realizadas entre médicos generales e internistas en
el Perú y en diversos países han dado como resultado que
existe mucho desconocimiento sobre aspectos ya establecidos con relación
a esta bacteria. Se quiere vincular patogénicamente a este microorganismo
con diversas enfermedades sin aún existir una convincente demostración;
se intenta tratar a todo portador de la bacteria; el diagnóstico
se basa en métodos no adecuados y se emplean esquemas terapéuticos
que no son los más eficaces.
En
el Perú, desde hace tiempo nos viene preo- cupando el observar
en las prescripciones de médicos generales, esquemas terapéuticos
inadecuados para nuestro medio y diagnósticos basados en las pruebas
menos apropiadas. Confirma nuestro reparo el artículo recientemente
publicado en el Perú por Montes, P. y cols; en el que concluyen:
"los conocimientos actuales en torno a la infección por H.
pylori no están sufi-cientemente claros entre médicos generales
y médicos internistas" (2).
Los
hechos señalados en el párrafo precedente nos han llevado
a meditar sobre la necesidad de una publi- cación clara y precisa,
en base a los Consensos Mundiales y a contribuciones que se han hecho
en el Perú en el Campo de la Epidemiología, Métodos
de Diagnóstico y Tratamiento.
Para
no confundir al lector, en nuestro resumen, hemos omitido en los Consensos
iniciales aquellos puntos que han sido aclarados en los Consensos posteriores.
Al momento el Consenso Latinoamericano y el Maastricht II tienen mayor
vigencia por ser más recientes.
CONSENSO
DE LOS INSTITUTOS NACIONALES DE SALUD DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA
(1994)(3)
¿Cuál
es la relación causal del H. pylori y las enfermedades del tracto
gastrointestinal superior?
-
La relación causal con la gastritis crónica superficial
ha sido bien establecida. La evidencia para este hallazgo es la siguiente:
a) Virtualmente, todos los pacientes con H. pylori tienen gastritis
antral; b) La erradicación de la infección por H. pylori
resulta en resolución de la gastritis y c) La lesión
de gastritis crónica superficial ha sido reproducida luego
de la adminis- tración intragástrica del organismo aislado
en varios modelos animales y la administración oral en dos
seres humanos.
-
La
certidumbre del rol patógeno del H. pylori en la enfermedad
ulcerosa es la marcada disminución en la recurrencia de úlceras
luego de la erradicación de la bacteria.
-
A
la fecha, no hay datos convincentes de una asociación entre
la infección por H. pylori y la dispepsia no ulcerosa. Se requieren
mayores estudios para determi- nar si los pacientes portadores de
esta bacteria que sufren de dispepsia no ulcerosa podrían beneficiarse
al ser tratados de la infección.
¿Cómo
se diagnostica la infección por H. pylori?: Con pruebas invasivas
y no invasivas
-
Las
pruebas diagnósticas invasivas, incluyen endoscopía
seguida por biopsia gástrica para la demostración histológica
del microorganismo (colora- ción con Giemsa o Warthin-Starry),
para la prueba de la ureasa en el espécimen tisular y para
el cultivo del H. pylori. La demostración histológica
del microorganismo por coloraciones con Giemsa o Warthin-Starry, así
como el test de la ureasa, tienen una sensibilidad y especificidad
por encima del 90%.
-
Las
pruebas no invasivas: serología para IgG y test de la úrea
espirada usando úrea marcada con 13C ó 14C, brindan
excelentes sensibilidades y especificidades (mayores al 95%).
¿La
erradicación del Helycobacter pylori beneficia al paciente con
Úlcera Péptica?
La infección por H. pylori está fuertemente asociada con
la enfermedad ulcerosa y parece jugar un papel importante en su patogénesis;
así, es razonable sugerir que la erradicación de la infección
por el H. pylori puede beneficiar a los pacientes. Los estudios disponibles
han demostrado beneficios en los pacientes ulcerosos con una reducción
sustancial en el riesgo de la recurrencia de la úlcera (a <10%
en 1 año). La evidencia es más completa para los pacientes
con úlcera duodenal que para aquellos con úlcera gástrica,
aunque los beneficios para los dos grupos parecen ser comparables.
¿Cuál
es la relación entre la infección por H. pylori y la malignidad
gástrica?
-
El
adenocarcinoma del estómago es uno de los cánceres más
frecuentes en el mundo, aunque es relati- vamente raro en los Estados
Unidos. Hay evidencia de que la infección por el H. pylori
está asociada con el adenocarcinoma del cuerpo y antro del
estómago. Sin embargo, el cáncer gástrico ocurre
en algunos individuos sin evidencia de infección por esta bacteria,
y en los Estados Unidos, menos del 1% de los infectados con H. pylori
desarrollarán cáncer gástrico. El efecto de la
prevención o tratamiento de la infección sobre el riesgo
de cáncer gástrico no se ha estudiado adecuadamente.
-
El
linfoma No Hodgkin del estómago es un desorden raro; representa
sólo 3% de las malignidades gástricas. Los linfomas
de tejido linfoideo asociado a mucosa (MALT), un subgrupo de linfomas
No Hodgkin, son neoplasias clonales de bajo grado que se cree, se
inicia en los agregados linfoides de la lámina propia. Los
datos epidemiológicos preliminares sugieren que la Infección
por el H. pylori está asociada con ambos, linfomas No Hodgkin
y linfoma MALT del estómago.
¿Qué
pacientes infectados con H. pylori deben tratarse?
Status
del paciente |
Cultivo |
|
Negativo |
Positivo |
Asintomático
(no úlcera) |
No |
No |
Dispepsia No
Ulcerosa |
No |
No |
Úlcera
gástrica |
No |
Sí |
Úlcera
duodenal |
No |
Sí |
Conclusión
El
descubrimiento del H. pylori como un patógeno gastrointestinal
ha tenido un efecto profundo en los conceptos actuales sobre la patogenia
de la úlcera péptica. La evidencia presentada a esta Conferencia
ha llevado a las conclusiones siguientes:
• Los pacientes ulcerosos y portadores del H. pylori requieren de
tratamiento con agentes antibióticos además de las drogas
antisecretoras ya sea en la primera presenta ción de la enfermedad
o en la recurrencia.
• El valor
del tratamiento de los pacientes con dispepsia no ulcerosa e infección
por H. pylori permane- ce sin ser determinado.
• La interesante relación entre la infección por H.
pylori y el cáncer gástrico requiere de mayores estudios.
CONSENSO DE MAASTRICHT (1997) (4)
¿Cuál
de las pruebas diagnósticas debieran ser realizadas por los médicos
de cuidados primarios?
En
ausencia de endoscopías, los médicos de cuidados primarios
deben utilizar métodos no invasivos para diagnosticar la infección
por H. pylori. Hay evidencia inequívoca de que la prueba de la
úrea espirada es un test aceptable para el uso a nivel de atención
primaria.
¿Cuándo
un paciente debe ser tratado a nivel primario o referido al especialista?
La presentación
clínica y la edad del paciente son los principales criterios que
deben ser tenidos en consideración. Se acepta que los pacientes
con síntomas dispépticos, menores de 40 años, con
H. pylori, sin signos de alarma (anemia, pérdida de peso, disfagia,
masa palpable, malabsorción, etc.) puedan ser tratados con terapia
de erradicación, sin mayores investigaciones, si es la primera
vez. Sin embargo, es importante que los factores de riesgo para cáncer
gástrico como la historia familiar, sean bien descartados.
Los
pacientes mayores de 45 años con síntomas dispépticos
y aquellos con síntomas de alarma (indepen- dientemente de la edad)
deben de ser referidos al gastroenterólogo para endoscopía.
¿Cómo
debe ser seguido el paciente?
Se recomienda
que la erradicación del H. pylori sea confirmada en la enfermedad
ulcerosa péptica y en los casos de linfoma MALT de bajo grado.
En la úlcera gástrica o linfoma MALT, la aproximación
diagnóstica usada para establecer la cura de la infección
debe basarse en la endoscopía, tomando especímenes de biopsias
del antro y del cuerpo del estómago. Adicionalmente, des- pués
del tratamiento de la úlcera gástrica, la evaluación
histológica debiera ser realizada para excluir malignidad ya que
hay algunos cánceres que sólo pueden ser detectados durante
el proceso de cicatrización. Además, en la evaluación
histológica del linfoma MALT, se requiere observar la regresión
de la malignidad. Es por eso que la endoscopía es necesaria para
cualquier situación en la que además de confirmar la erradicación,
haya necesidad de evaluar los caracteres histológicos de la mucosa.
En tales circunstancias, múltiples biopsias del antro y del cuerpo,
más allá del estándar, pueden ser apropiadas.
¿Cuáles
son las indicaciones para la terapia de erradicación del H. pylori?
- Todos los pacientes
con úlcera gástrica o duodenal que estén infectados
por la bacteria.
- Estudios iniciales
sugieren que la erradicación del H. pylori puede prevenir la
ulceración péptica secundaria a la exposición
a AINES.
- Pacientes con
linfoma gástrico MALT de bajo grado y H. pylori. Esta patología
debe ser manejada en centros especializados. Lo más importante
es un acucioso estudio, incluyendo ultrasonido endoscópico.
- Basados en los
datos disponibles, la terapia de erradicación es bastante recomendada
en los casos de gastritis severa, con metaplasia intestinal, atrofia
glan-dular y aquellos con formas erosivas o hipertróficas de
gastritis.
- El tratamiento
de los pacientes H. pylori positivos es recomendado después
de la resección del cáncer gástrico incipiente
o de lesiones precancerosas.
- Aunque la evidencia
es controversial, la terapia de erradicación es aconsejable
en los pacientes con H. pylori y con dispepsia funcional, establecida
mediante una cuidadosa exclusión de otra patología.
Ningún síntoma dispéptico específico ha
demostrado estar asociado con la infección por H. pylori.
- La infección
por H. pylori debe ser investigada y tratada en pacientes pediátricos
con dolor abdominal recurrente, pero preferentemente por pediatras,
en cen-tros especializados.
- A la fecha, el
tratamiento no es recomendado a gran escala para la prevención
del cáncer gástrico en gente sin factores de riesgo
conocidos, en enfermedad fuera del tracto alimentario (por ejemplo,
coronariopa- tías), individuos asintomáticos o familiares
de pacientes infectados. En todos estos casos, la evidencia es equívoca.
¿Qué
régimen de tratamiento debe ser usado?
- El tratamiento
debe ser simple, bien tolerado, fácil de cumplir y de bajo
costo. La tasa de erradicación debe estar sobre el 80%.
- Basados en la
literatura publicada y la expe-riencia clínica de los participantes
se recomienda que el tratamiento sea con terapia triple basada en
un inhibidor de la bomba de protones y dos antibióticos escogidos
entre claritomicina, nitroimidazoles (metronidazol o tinidazol) y
amoxicilina.
- La terapia triple
basada en bismuto (dicitrato de bismuto tripotásico más
metronidazol y tetraciclina) ha sido sustituída por la terapia
basada en un inhibidor de la bomba de protones que tiene mayor eficacia,
menores efectos colaterales y mayor cumplimiento por parte del paciente.
Adicionalmente, ninguna recomendación se ha hecho con respecto
al citrato de ranitidina bismuto hasta estén disponibles datos
concluyentes.
- En el caso de
falla a la terapia, debe seleccionarse un régimen de retratamiento
luego de considerar los tratamientos previos o la sensibilidad microbiológica
o ambos. Adicionalmente, hay datos que apoyan que la terapia cuádruple
(omeprazol más terapia triple basada en bismuto) puede ser
usada al fallar el tratamiento triple. Estas variables pueden cambiar
a la luz de futuros hallazgos.
CONSENSO LATINOAMERICANO (1999)(5)
Epidemiología
Conclusiones
•
Las variadas condiciones geográficas, demográficas y socioeconómicas
que existen en Latino- américa constituyen una oportunidad única
para el estudio de la infección por el H. pylori y las enfermedades
vinculadas.
•
La prevalencia de la infección causada por el H. pylori en países
de Latinoamérica es alta, oscila entre 30-90% con un promedio de
60% dependiendo de las condiciones socioeconómicas de las poblaciones.
•
En Latinoamérica, la infección por H. pylori es adquirida
principalmente en la niñez. Aún no se ha establecido la
edad exacta en la que ocurre. Los datos disponibles no muestran ninguna
diferencia entre sexos en ningún grupo etáreo.
•
La prevalencia de la infección no es en sí misma un indicador
consistente y confiable del riesgo de cáncer gástrico en
una población dada. Así, los países latinoamericanos
con similares prevalencias de infección por H. pylori, tienen tasas
de incidencia de cáncer gástrico bastante variables.
Áreas
de Futuros Estudios
• Cómo
se adquiere la infección.
• Cómo se comporta la infección durante la niñez,
especialmente durante los primeros 10 años de vida.
• Frecuencia y mecanismos de eliminación espontánea
de la infección durante la niñez.
• Estudios poblacionales que evalúen la pre-valencia de la
infección en relación a condiciones socioeconómicas,
sanitarias y educacionales.
Patología y Patogénesis
Conclusiones
•
La infección de la mucosa gástrica por el H. pylori causa
"gastritis crónica activa". Inicialmente, la gastritis
es de tipo superficial y es referida como una "gastritis crónica
superficial" (GCS). Con el tiempo, las células inflamatorias
penetran más profundamente entre las glándulas gástricas,
estadio conocido como "gastritis crónica profunda" (GCP).
•
Cuando la GCS y la GCP afectan predominan- temente al antro gástrico,
las células D productoras de somatostatina son destruidas más
que las células G productoras de gastrina, causando un desequilibrio
en la regulación de gastrina, llevando a una hipergastrinemia.
Se propone la siguiente secuencia de eventos: 1) preservación de
los niveles normales de secreción de ácido gástrico
o aún el desarrollo de hipersecreción; 2) incremento de
la carga ácida duodenal; 3) metaplasia gástrica en la mucosa
duodenal colonizada por el H. pylori originario del estómago; 4)
injuria al epitelio metaplásico, muco-secretor (tan igual como
ha sido descrito en la mucosa gástrica); 5) retrodifusión
de iones de hidrógeno para finalmente llevar a 6) desarrollo de
duodenitis y ulceración duodenal.
•
Ambas, GCS y GCP son estadios no atróficos de la gastritis, sin
embargo, bajo ciertas circunstancias, ellos pueden progresar a "gastritis
crónica atrófica" (GCA). En esta secuencia de eventos,
la GCP parece representar un estadio intermedio entre GCS y GCA. De manera
similar a lo que ha sido descrito en el estadio preatrófico de
la gastritis autoinmune en el cuerpo del estómago, se ha demostrado
que los linfocitos (especialmente los linfo- citos T citotóxicos)
que están presentes en el infiltrado inflamatorio de la GCP se
adhieren y destruyen las glándulas gástricas llevando a
GCA.
Diagnóstico: Recomendaciones
General
•
En el desarrollo des estrategias para la inves-tigación de la infección
por el H. pylori y las enfer- medades relacionadas, debe tenerse en cuenta
la relación costo/beneficio.
•
Los médicos internistas deben estar informados, a través
de campañas educativas acerca del manejo más apropiado para
la evaluación de la infección por el H. pylori.
•
La detección del H. pylori, ya sea por reacción en cadena
de la polimerasa (PCR) o por anticuerpos en saliva no debe ser catalogada
como apropiada para efectos de uso clínico rutinario, y debe reservarse
para situaciones especiales o protocolos de investigación.
Dispepsia
•
Los pacientes con síntomas dispépticos de más de
3 meses de duración y más de 30 o 40 años de edad
(el corte dependerá del área donde vive, si hay alta o baja
prevalencia de cáncer gástrico) deben ser remitidos para
endoscopía gastrointestinal superior y biopsia obtenida para test
de la ureasa. Biopsias adicionales pueden ser necesarias dependiendo de
los hallazgos endoscópicos, contexto clínico y prevalencia
local de cáncer gástrico.
Cáncer
Gástrico
•
Los familiares en primer grado de pacientes con cáncer gástrico
deben ser considerados para un estudio de H. pylori y su erradicación
si es detectado.
Niños
•
En esta población, deben emplearse inicialmente las pruebas no
invasivas como la serología, la úrea espirada o los tests
de antígenos fecales.
Úlcera
Péptica
•
Entre los pacientes con historia de úlcera péptica, la infección
por el H. pylori debe ser monitorizada con un método no invasivo
(serología o úrea espirada); si es detectado, debe instituirse
el tratamiento.
• Los pacientes con úlceras complicadas (perforación
o sangrado) en quienes la infección por el H. pylori no ha sido
definida, deben ser tratados si son portadores de la bacteria.
• Las personas con úlcera péptica asociada a antiinflamatorios
no esteroideos, deben ser también evaluadas para definir si tienen
infección por el H. pylori .
Confirmación de la Erradicación
•
La confirmación de la erradicación, cuando está indicada,
debe ser preferentemente realizada con el test de úrea espirada,
a las 4-6 semanas de concluir el tratamiento.
Tratamiento
Indicaciones
(aceptadas)
•
Pacientes con úlcera duodenal o gástrica activa, o con historia
de enfermedad ulcerosa, en quienes se ha demostrado que son positivos
al H. pylori y no han sido tratados.
• Pacientes con linfoma gástrico tipo MALT de bajo grado.
• Pacientes con cáncer gástrico incipiente, después
de la resección quirúrgica o endoscópica.
Indicaciones (en debate)
•Pacientes
con dispepsia funcional. (ningún consenso ha tocado este punto,
aunque se dieron consideraciones por el rol potencial de esta estrategia
para erradicar el cáncer de estómago en países con
alta incidencia de cáncer gástrico).
•Pacientes con historia familiar de cáncer gástrico.
•Pacientes con reflujo gastroesofágico que re- quieren uso
prolongado de inhibidores de la bomba de protones.
•Gastritis severa, diagnosticada por endoscopía y por histología.
Regímenes
Terapéuticos
•
Son similares a los recomendados en otras partes del mundo. Entre las
combinaciones terapéuticas con mayor eficacia, los estudios completados
en Latino-américa confirman que la combinación de un inhibidor
de la bomba de protones con claritromicina y amoxicilina produce tasas
de erradicación superiores.
• Omeprazol 20mg o lanzoprazol 30mg o pantoprazol 40mg o rabeprazol
20mg + claritromicina 500mg + amoxicilina 1000mg 2 veces al día
por 7-14 días (preferible 10 días).
• Varios estudios en Latinoamérica han demostrado una baja
eficacia para los regímenes que contienen metronidazol debido a
la presencia de altas tasas de resistencia a este antimicrobiano en particular
(47-70%).
• Los esquemas terapéuticos que incorporan furazolidona debieran
ser considerados en poblaciones de bajos ingresos.
Recomendaciones para futuros estudios
•
Ensayos clínicos aleatorizados que incluyan furazolidona, posiblemente
en asociación con un antagonista H2 y tetraciclina o amoxicilina.
• Estudios en pacientes con gastritis severa. El objetivo es determinar
el efecto de la erradicación en la evolución de esta condición.
• Estudios poblacionales para comparar el costo efectividad de la
erradicación de H. pylori entre pacientes dispépticos en
países con bajas y altas tasas de incidencia de cáncer gástrico.
Vacunas
•
El impacto médico del H. pylori en la población general
en Latinoamérica es suficientemente grande para garantizar intervenciones
de salud pública.
• La vacunación representa la única aproximación
aceptable para la prevención de las enfermedades asociadas con
el H. pylori, incluyendo la úlcera péptica y el cáncer
gástrico en el largo plazo.
* En áreas de Latinoamérica con alta incidencia, la población
objetivo para la vacunación deben ser los lactantes y niños.
• La vacuna ideal debe ser segura y bien tolerada, aún en
lactantes y debe prevenir o reducir el nivel de infección en el
estómago a niveles muy bajos en 50% o más de los vacunados.
Una vacuna preferentemente debe tener propiedades profilácticas
y terapéuticas, para algunos niños que ya se encuentren
infectados al momento de la vacunación.
• La vacuna debe: representar la formulación de componentes
bien definidos del H. pylori, con un adyuvante clínicamente aceptable,
proteger contra la mayoría de cepas de H. pylori, ser de fácil
manufac- turación a grandes escalas y finalmente ser barata.
* La ruta de administración, el esquema de inmunización
y la necesidad de refuerzos deben ser consistentes con las prácticas
de inmunización infantil.
CONSENSO DE MAASTRICHT 2-200 (6)
Las
recomendaciones fueron de tres grados:
¿A
QUIÉNES TRATAR?
Indicación
(H. Pylori positivo) |
Evidencia
científica |
Ulcera
duodenal (UD) y úlcera Gástrica (activa o no;
incluye a la Enfermedad Ulcerosa Péptica (EUP) complicada. |
1 |
MALtoma |
2 |
Gastritis
atrófica |
2 |
Post-resección
de cancer gástrico |
3 |
Pacientes
que tienen parentesco de primer grado con portadores de cáncer
gástrico |
3 |
Pacientes
con de seo de tratamiento (después de consulta exhaustiva
con su médico) |
4 |
|
* 1. Estudios
bien diseñados y adecuadamente controlados; 2. Estudios bien diseñados,
tipo cohorte o de casos y controles, estudios algo débiles o evidencia
indirecta convincente; 3. Reportes de casos, estudios seriamente debilitados
o evidencia indirecta sugerente; 4 Experiencia clínica; 5. Evidencia
insuficinete para formar opinión ¿A
QUIÉNES TRATAR?
Indicación
(H. Pylori positivo) |
Evidencia
científica |
Dispepsia
funcional
- La erradicación de H. pylori es una alternativa
adecuada.
- Esto lleva a una mejoría sintomática a largo
plazo en un sub grupo de pacientes. |
2
2 |
Enfermedad
por reflujo gastroesofágico (ERGE)
Erradicación del H. pylori:
- No está asociada a la producción de ERGE en
la mayor parte de los casos.
- No exacerba la ERGE pre-existente.
Sin embargo, el H.pylori debería ser erradicado en pacientes
que requieren
marcada supresión de ácido a largo plazo.
Anti-inflamatorios no esteroides (AINEs) |
3
3
3 |
Erradicación del H. pylori:
- Disminuye la incidencia de úlcera cuando se administra
antes de los
AINEs.
- Sola, es insuficiente para evitar el sangrado recurrente de la úlcera en
usuarios de AINEs con alto riesgo
- No consolida la cicatrización de la UG o UD en pacientes que
reciben terapia antisecretara y que continúan tomando AINEs.
La infección por H. pylori y el uso de AINEs
o aspirina son factores de
riesgo independiente para Úlcera Péptica. |
2
2
1
2 |
|
CÓMO
TRATAR?
Tratamiento
de primera línea |
Inhibidor
de bomba de protones (IBP) a dosis estándar dos veces
/ día + Claritromicina 500 mg
dos veces / día (C) + Amoxicilina 1000 mg dos veces /
día (A) o Metronidazol 500 mg
dos veces / día (M)*, por un mínimo de 7 días
* El esquema CA se prefiere al CM puesto que puede inducir mejores
resultados con la terapia
cuádruple de segunda línea, qué incluye
IBP |
|
 
En caso de falla

Tratamiento
de segunda línea |
Una
dosis estándar de IBP dos veces / día + Subsalicilato
o subcitrato de bismuto 120 mg
cuatro veces / día + Metronidazol 500 mg tres veces /
día + Tetraciclina
500 mg cuatro veces / día, por un mínimo de 7
días
Si no se dispone de bismuto, se debería usar un esquema
triple que incluya IBP |
|

Las
fallas subsiguientes deben ser manejadas en forma individual
Puntos Clave
Estrategias
de manejo
•
En los pacientes adultos menores de 45 años con dispepsia persistente
se debe usar un enfoque de "probar y tratar" (el punto de corte
para la edad puede variar en cada localidad) excluyendo a aquellos síntomas
predomi-nantes de ERGE, usuarios de AINEs y pacientes con síntomas
de alarma o historia familiar de cáncer gástrico.
• El diagnóstico de la infección debería apoyarse
en la Prueba de la Úrea Exhalada (PUE) o en la detección
de antígeno en las heces.
• Una erradicación fallida siempre debe ser demostrada, ya
sea por PUE o por estudio endoscópico si la endoscopía está
indicada. La prueba del antígeno en heces es alternativa en caso
de que la Prueba de Úrea Espirada no esté disponible.
• En los pacientes con Úlcera Duodenal no com- plicada el
tratamiento de erradicación no necesita conti nuarse con terapia
antisecretora adicional.
• Si la terapia cuádruple de segunda línea falla en
el cuidado primario, los pacientes deben ser referidos.
• Por lo general, la erradicación del H. pylori no está
indicada en la enfermedad extra-alimentaria.
Aspectos de Salud Pública
•
Una estrategia de "buscar y tratar" se recomienda en pacientes
con úlcera péptica que reciben terapia antisecretoria intermitente
y a largo plazo.
• Debe implementarse programas de vigilancia de la resistencia pues
precisamente la resistencia a claritromicina afecta la eficacia del tratamiento
de primera línea.
• La infección por H. pylori es un factor etiológico
establecido para el cáncer gástrico no cardial. Sin embargo,
aunque una porción importante del cáncer gástrico
puede atribuirse a la infección por H. pylori, solamente una minoría
de individuos infectados desarrollará cáncer gástrico.
• La población asintomática no debería ser
tami- zada para infección por H. pylori en la actualidad.
EXPERIENCIA
EN EL PERÚ
Poco
tiempo después de la publicación de Marshall y Warren del
hallazgo de una bacteria espirilada gram negativa en material de biopsias
del estómago de pacientes con gastritis, úlcera gástrica
y úlcera duodenal (1) el Grupo de Fisiología Gastrointestinal
de la Univer- sidad Peruana Cayetano Heredia y de la Universidad de Johns
Hopkins comenzó a estudiar diversos aspectos de la infección
del estómago por esta bacteria (7-19).
En
diversos trabajos publicados hasta la fecha, hemos venido comunicando
nuestros hallazgos de su prevalencia en las tres regiones de nuestro país
(13), la comparación de las tasas de infección en japoneses
residentes en el Perú y visitantes japoneses (14), las tasas de
infección en pacientes de diversos niveles socioeconó- micos
(15-17), estudios serológicos en niños de diversos niveles
socioeconómicos (18) y con la participación de uno de nuestros
miembros (Robert Gilman) y la Universidad de Baylor y Uppsala, la investigación
de la presencia de H. pylori en 48 muestras de agua provenientes de diferentes
fuentes de la capital (19).
Epidemiología
*
Se ha aislado el H. pylori en muestras de agua potable de la Atarjea de
Lima Metropolitana. En muestras de agua de pozos que abastecen a ciertas
urbanizaciones residenciales no se ha hallado a la bacteria (15,16). Este
trabajo que ha tenido reconocimiento mundial aporta que en el Perú
el agua es una de las fuentes de transmisión del H. pylori.
*
En nuestro país la infección se adquiere en la infancia
en edades muy tempranas (14).
*
Hace unos años demostramos que las tasas de infección eran
iguales en los diversos niveles socio- económicos con excepción
de las mujeres de nivel socioeconómico alto (15).
*
Estudios recientes por nuestro Grupo demues- tran que las tasas de infección
del H. pylori han variado: se mantienen elevadas en pacientes de nivel
socioeconómico bajo habiendo disminuido progresi- vamente, con
significación estadística, en los niveles socioeconómicos
medio y alto (de 83.3% en 1985 a 58.7% en el 2002) (20). Similares observaciones
se están reportando en los países industrializados.
*
En una evaluación de 1815 pacientes de nuestra práctica
privada (pacientes de nivel socioeconómico medio y alto) examinados
entre 1985 y el 2002 demostramos que se ha producido una disminución
significativa de la prevalencia de la infección del estómago
por el H. pylori de 83.3% en 1985, 75.1% en 1990, 65.0% en1996 y 58.7%
en el 2002 (20).
*
En 1992 demostramos que la tasa de infección es similar en la costa,
sierra y selva en pacientes de nivel socioeconómico bajo (13).
*
Hace años publicamos una prevalencia igual a los reportes de diversos
países del mundo en la gastritis crónica activa (91.8%),
úlcera gástrica (75%) y úlcera duodenal (85%) (21).
Últimamente, al igual que en el resto del mundo observamos una
disminución de la prevalencia del H. pylori en la úlcera
gástrica y duodenal (20).
*
Recavarren, Gilman, León-Barúa y col. han reportado la importante
prevalencia de gastritis crónica atrófica en personas jóvenes,
demostrando que ésta entidad no es una enfermedad de envejecimiento,
sino consecuencia de una lesión progresiva producida por el H.
pylori (9). Sobre este tema existen diversas publicaciones de estos autores
(22).
*
Recientemente estamos reportando que en poblaciones de altura existe una
elevada prevalencia de gastritis crónica atrófica en comparación
con poblaciones de nivel del mar (23).
*
Gilman y un grupo de investigadores de diferentes países, luego
de realizar estudios de biología molecular del H. pylori han identificado
una cepa predominante en hispanos, peruanos nativos y guatemaltecos, (ancestros
americanos y europeos); otra cepa predominante en japoneses y chinos;
y una tercera en indios de Calcuta (24) . La secuencia genética
de las cepas peruanas son más parecidas a la de los españoles
que a la de los asiáticos, sugiriendo que el H. pylori pudo haber
sido traído al Nuevo Mundo por los conquistadores europeos hace
cerca de 5 siglos.
*
En relación a la posible Predisposición Racial para contraer
la infección, en 1990 reportamos una prevalencia igual en población
japonesa y peruana del mismo nivel socioeconómico. En un estudio
reciente con mayor número de participantes, confirmamos esta obser-
vación pero lo resaltante es que tanto en la población peruana
como japonesa se ha observado una disminución en la prevalencia
de esta bacteria, de 78% en 1990 a 47% en el presente año (25).
Métodos de Diagnóstico
Métodos
invasivos
- Al inicio de
nuestros estudios Gilman comprobó que la coloración
con Gram era un método rápido de identificación
de la bacteria (8).
- Recavarren demostró
que las biopsias coloreadas con hematoxilina-eosina y estudiadas por
patólogos experimentados tienen un rendimiento diagnóstico
de positividad superior al 90% (9).
- Solari de la
Fuente y cols. describieron hace años la bondad de la coloración
de Waysson, para identificar al H. pylori, en un estudio comparativo
con la coloración de plata (26).
- Soto, Bautista,
Gilman y col. En un reciente trabajo realizado describen y aplican
nuevas técnicas para diferenciar la recurrencia de la infección:
la prueba de RAPD (Randomly Amlified Polimorphic DNA) (27).
- Para fines prácticos
consideramos que en los centros donde cuenten con facilidades para
la endoscopía y biopsias, la prueba de la ureasa y coloración
con hematoxiliana-eosina y/o Waysson son útiles para un adecuado
diagnóstico cuando no se pueda realizar la coloración
con plata, PCR o úrea espirada.
- En el Perú,
en algunos Centros de Investi- gación ya se está empleando
la prueba de PCR.
Métodos
no invasivos
- La serología
positiva nos indica que el paciente ha tenido o tiene la infección,
pero no indica actividad de la misma, motivo por el cual con- sideramos
que la serología es útil para estudios epidemiológicos
pero no como criterio para iniciar tratamiento.
- La prueba de
la úrea marcada con carbono radiactivo que se realiza en ciertos
centros hospitalarios y laboratorios particulares es de suma utilidad
y alto rendimiento diagnóstico. No la recomendamos como primera
prueba para definir o no tratamiento, en vista de que en el Perú
tenemos una alta incidencia de cáncer gástrico y es
preferible en pacientes dispépticos crónicos realizar
una endoscopía como primer examen diagnóstico.
- Sugerimos la
prueba de úrea marcada con carbono radiactivo, como control
de erradicación luego del tratamiento.
Tratamiento
En
el siguiente cuadro resumimos la experiencia nacional en el tratamiento
de esta infección en el Perú, resaltando los esquemas terapéuticos
con los que se han obtenido porcentajes de erradicación superiores
al 80%, la duración del tratamiento y el número de pacientes
tratados en cada estudio.
Resultados
de tratamiento del Grupo de Fisiología Gastrointestinal
de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Universidad
de Johns Hopkins(28) |
Grupo |
Tratamiento |
Nº
de Pacientes |
Erradicación
% |
Nº
días Tx. |
I |
Amoxicilina
500 mg t.i.d.
Subsalicilato de Bismuto 500 mg t.i.d.
Tinidazol 500 mg t.i.d.
Placebo |
61
24 |
22
/ 45 (49)
0 / 13 |
14
días
14 días |
II |
Tetraciclina
500 mg t.i.d.
Subsalicilato de Bismuto 500 mg t.i.d.
Tinidazol 500 mg t.i.d.
Por 2 semanas adicionales:
Tetraciclina 250 mg t.i.d.
Subsalicilato de Bismuto 500 mg t.i.d.
Placebo |
66
24 |
32
/ 54 (59)
0 / 16 |
14
días
14 días |
III* |
Amoxicilina
500 mg t.i.d.
Subsalicilato de Bismuto 500 mg t.i.d
Metronidazol 500 mg t.i.d.
Amoxicilina 500 mg t.i.d.
Subsalicilato de Bismuto 500 mg t.i.d
Furazolidona 100 mg t.i.d. |
51
50 |
19
/ 34 (56)
32 / 39 (82) |
14
días
14 días |
|
Resultados
de tratamiento del Grupo de Estudio De Idiáquez, Bussalleu,
Cok (29) |
Grupo |
Tratamiento |
Nº
de Pacientes |
Erradicación
% |
Nº
días Tx. |
I |
Omeprazol
20 mg b.i.d.
Claritromicina 500 mg b.i.d.
Amoxicilina 1g b.i.b. |
24 |
18
/ 24 (75%) |
7
días |
II
|
Tetraciclina
500 mg q.i.d.
Furazolidona 100 mg q.i.d.
Subsalicilato de Bismuto Coloidal 120 mg q.i.d. |
19
|
18
/ 19
(94.7%)
|
10
días
|
II |
Tetraciclina 500 mg t.i.d.
Furazolidona 100 mg q.i.d.
Subsalicilato de Bismuto Coloidal 120 mg q.i.d. |
20 |
19
/ 20 (95%) |
10
días |
|
Resultados
de tratamiento del Grupo de Estudio Soto, Katz, Bautista, Razuri,
Velapatiño, Gadea, Meza, Recavarren, Berg, Cadoz, Monath,
Gilman y Taylor(27) |
Grupo |
Tratamiento |
Nº
de Pacientes |
Erradicación
% |
Nº
días Tx. |
I |
Omeprazol
20 mg b.i.d.
Amoxicilina 1g b.i.b.
Claritromicina 500 mg b.i.d. |
252 |
201
/ 252 93% |
14
días |
|
Resultados
de tratamiento del Grupo de Estudio de Páucar, Arrunategui,
Cabello, Cok, Bussalleu(30) |
Grupo |
Tratamiento |
Nº
de Pacientes |
Erradicación
% |
Nº
días Tx. |
I |
Tetraciclina
2 g t.i.d.
Furazolidona 400 mg q.i.d.
Famotidina 40 mg una vez al día |
14 |
12
/ 14 85.7% |
7
días
7 días
28 días |
|
Recurrencia
El
tema de la Recurrencia, es un aspecto muy interesante en el Perú.
Desde hace años, reportamos que una característica de la
infección por el H. pylori en nuestro país era el elevado
porcentaje de recurrencia, en pacientes de nivel socioeconómico
bajo. Estos hallazgos fueron presentados en un Congreso sobre Helicobacter
pylori y posteriormente publicados (28). En esa época no disponíamos
de la tecnología que actualmente existe y permite diferenciar la
recurrencia de la reinfección. Soto, Bautista, Gilman, Taylor y
otros investigadores en un trabajo reciente realizado en las Pampas de
San Juan, igualmente en pacientes de estrato socioeconómico bajo,
empleando en 252 pacientes un esquema de tratamiento con omeprazol + claritromicina
+ amoxicilina por 14 días de un lado demuestran una tasa de erradicación
de 93% y de otro reportan un porcentaje de recaída de 30% a los
18 meses. Ellos diferenciaron la recurrencia de la infección, mediante
la nueva técnica RAPD (Randomly Amplified Polimorphic DNA), encontrando
que de todos los pacientes que presentaron recaída después
del tratamiento, el 80% se debían a reinfección (por una
cepa diferente) y el 20% a recurrencia por la misma cepa (27). Ahora,
la luz de todas estas observaciones podemos decir que ya no hay duda de
que en el Perú la tasa de recurrencia y de reinfección es
muy alta. Las cifras observadas por nosotros (73%) y de 30% por Soto,
Bautista, Gilman, Taylor y col. las explicaríamos por las variaciones
y mayor clorinización del agua que se han observado después
de la epidemia del cólera. Cuando reportamos 73% fue antes de la
epidemia del cólera y el hallazgo de 30% es posterior a la misma.
Es pertinente mencionar que De Idiáquez, Bussalleu y Cok en un
estudio realizado por la misma época que los de Soto, Bautista,
Gilman, Taylor y col. en la misma ciudad de Lima y en pacientes de similar
mismo nivel socioeconómico reportaron un porcentaje de recurrencia
de 5.7% cuestionando nuestras observaciones. Restamos valor a estos hallazgos
por haber sido observados en un pequeño número de pacientes
como puede verse en el cuadro de tratamiento.
De
acuerdo al título y a lo tratado en este artículo, nos hemos
ocupado sólo de los aspectos de la Epidemiología, Métodos
de Diagnóstico y Tratamiento de la infección del estómago
por el H.pylori. En el Perú, en los campos de Microbiología,
Patología y Patogenia se han hecho originales y valiosos aportes,
con las respectivas publicaciones en revistas nacionales y del extranjero
así como en libros, por los doctores Robert H. Gilman, Raúl
León-Barúa, Sixto Recavarren y otros miembros del Grupo
de Fisiología Gastrointestinal de la Universidad Peruana Cayetano
Heredia y de la Universidad de Johns Hopkins.
Expresamos
nuestro agradecimiento a la Srta. Yenyffer Barreto Tuero por su valioso
apoyo secretarial.
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(*) Profesor Emérito Investigador, Universidad
Peruana Cayetano Heredia (UPCH)
(**) Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH)
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