Tres Tópicos de Neuropsiquiatría Pediátrica: Introducción En un artículo previo (1) relato cómo he sido testigo -en los últimos 45 años- de la muerte y resurrección de la neuropsiquiatría, y propongo impulsar la neuropsiquiatría pediátrica en nuestro país para mejorar la formación que, con respecto a ella, se recibe en los estudios médicos de pregrado y de postgrado. En este artículo voy a ocuparme brevemente de los trastornos más importantes en este campo: el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), el Síndrome de Tourette (ST) y los Trastornos del espectro autista (TEA). El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) Este tema ha sido abordado por el autor en un artículo (2) y un libro (3) recientes; los conocimientos con respecto a su diagnóstico y tratamiento están bien establecidos y cada día se difunden más a nivel de padres y de profesionales (4). Se trata del diagnóstico más frecuente en la neurología y psiquiatría pediátricas (5 a 10% de los niños); se le ha conocido históricamente como daño cerebral mínimo, síndrome hiperquinético y disfunción cerebral mínima. El factor genético es el más
importante, siendo probable que varios genes estén implicados, entre ellos el DRD4 (gen del receptor de la dopamina) y el DAT (gen del transportador de dopamina). El defecto bioquímico más importante es la excesiva recaptación de dopamina por un exceso de transportadores. El Síndrome de Tourette (ST) Lo que define el Síndrome o Trastorno de Tourette (6) es la presencia de tics, que son movimientos (tics motores) o sonidos (tics fónicos o vocales) semivoluntarios, que pueden ser simples o complejos -movimientos con aparente propósito o emisión de palabras o frases en el segundo caso- que ocurren en serie muchas veces al día durante semanas o meses, y que luego de un período variable son seguidos de otro tic diferente; para el diagnóstico del ST es necesario que durante un año hayan ocurrido dos o más tics motores y uno o más tics fónicos, y que la mayor parte del tiempo el paciente haya tenido algún tic. Bastan los tic para que este síndrome esté presente, pero con frecuencia se asocia al TDAH (en la mitad de los casos); a
conductas compulsivas, que son muy frecuentes y que en una minoría de los casos llegan a constituir el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC); a problemas de aprendizaje; a ansiedad o depresión, entre otros. Los Trastornos Espectro Autista De los tres tópicos tratados en esta revisión, los trastornos del espectro autista (TEA) o trastornos generalizados del desarrollo son los que han presentado un mayor cambio en los últimos años. Esto se ha debido a que se han precisado los criterios diagnósticos; los médicos, psicólogos, terapistas y maestros han adquirido más experiencia en su detección; los padres tienen acceso mayor y mejor información sobre su existencia y se resisten menos a aceptar el diagnóstico. Además, el mundo académico se ha hecho consciente de la existencia de formas leves del trastorno, que incluyen el Síndrome de Asperger de notoriedad relativamente reciente (9-11); actualmente la mayoría de pacientes diagnosticados como TEA corresponde a las formas más leves.Para darle un enfoque práctico a este tópico, se va a considerar el diagnóstico y el manejo en dos grupos de pacientes: en los que tienen un inicio temprano de la sintomatología, y en aquellos en los cuales se manifiesta el problema en forma tardía. TEA de reconocimiento precoz En un niño con las características mencionadas debe sospecharse la presencia de autismo clásico; en el diagnóstico diferencial deben considerarse el trastorno específico del desarrollo del lenguaje y el retardo mental. La manera más fácil de diferenciar el retraso del lenguaje del autismo, de aquel debido a un trastorno específico del desarrollo del lenguaje, es que en este último caso el niño se esfuerza por hacerse entender, señalando y usando gestos y ademanes. Cuando se trata de retardo mental, el retraso en el lenguaje va asociado a retraso en el desarrollo motor y a una evidente escasa comprensión de lo que ocurre a su alrededor, no existiendo islas de habilidades. Clínicamente puede sospecharse la presencia de autismo, pero el diagnóstico debe ser confirmado con una evaluación psicológica y del lenguaje. Es importante pensar precozmente en la presencia de autismo para -luego de confirmarse- iniciar las medidas educativas y conductuales que optimicen el desarrollo y aprendizaje de estos niños. TEA de reconocimiento tardío En contraste con el grupo recién mencionado, cada vez se reconoce más la existencia de un importante número de pacientes que tienen buen nivel intelectual y un desarrollo normal o aparentemente normal del lenguaje pero que manifiestan -en el período preescolar o escolar-, dificultades en la interacción social e intereses restringidos a determinadas actividades.En el área del lenguaje, a pesar de no existir un retraso marcado, el habla suele ser monótona, repetitiva, con tendencia a utilizar frases memorizadas. El buen nivel intelectual de los pacientes con TEA que corresponden a este grupo, hace que se reconozca más nítidamente lo que se llama la ausencia de la teoría de la mente, es decir la dificultad para darse cuenta de que cada persona tiene una mente independiente y que los demás no tienen cómo saber lo que ellos están pensando. Los pacientes con las características mencionadas pertenecen al Autismo de alto funcionamiento (AAF) y al Síndrome de Asperger (SA). En forma muy resumida puede decirse que -con relación a quienes tienen AAF, -los pacientes con el SA tienen un mejor nivel intelectual, ausencia de retraso en el lenguaje, mejor vocabulario, tono de voz peculiar,ausencia de retraso motor, mayor torpeza motriz, intereses peculiares más notorios, mayor facilidad para interesarse en los demás e integrarse. Con respecto a la orientación vocacional,debe tenerse en cuenta que los Asperger tienen mejores posibilidades en las matemáticas, la ingeniería y la informática. Es posible que los TEA se asocien al TDAH, y también al Síndrome de Tourette. Otros trastornos que pueden asociarse son los problemas de conducta, el Trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad y la depresión. Con respecto a la etiología de los TEA, se sabe que existe un factor genético importante, pensándose que se trata de la interacción de varios genes -entre ellos el de la neurexina 1, que interviene en la formación de las sinapsis glutamérgicas- con la posibilidad de que existan factores ambientales no definidos aún, que actuarían durante el desarrollo intrauterino. El tratamiento es fundamentalmente de tipo educativo y conductual. La medicación se utiliza solamente para situaciones puntuales que interfieran en la vida y educación de estos niños como: dificultades serias en la sociabilidad, presencia de movimientos estereotipados o de problemas de conducta (neurolépticos atípicos, como risperidona u olanzapina); obsesividad o conductas rituales (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como fluoxetina o sertralina); agresividad (estabilizadores de ánimo, como ácido valproico o topiramato); convulsiones (medicamentos anticonvulsivos,como ácido valproico o carbamazepina); TDAH (metilfenidato; la atomoxetina es una segunda opción, especialmente cuando este medicamento acentúa la obsesividad o las conductas rituales); Síndrome de Tourette (neurolépticos atípicos como risperidona). El aumento del número de pacientes diagnosticados como TEA en los últimos años (que ha ocurrido por las razones expuestas al inicio de este tópico), ha sido interpretado equivocada e interesadamente -por un pequeño grupo de personas que está a espaldas de los conocimientos aceptados por el mundo académico actual y que lamentablemente convoca excesiva cobertura mediática- como indicativo de la presencia de una 'epidemia' de autismo, que ha sido atribuida al mercurio contenido en el timerosal utilizado para preservar las vacunas, de lo cual no existe evidencia aceptada por el mundo científico. Esto está llevando a una peligrosa situación en el Perú y en otros países: muchos padres tienen temor a vacunar a sus hijos, con el riesgo de que la salud pública retroceda varias décadas y que se produzca un aumento alarmante de la mortalidad infantil. La quelación -eliminación del metal supuestamente tóxico- que se propone como tratamiento es un procedimiento innecesario, inefectivo y peligroso. La dieta libre de gluten y caseína, que lamentablemente se ha popularizado mucho, no tiene efectividad demostrada, y además de eso es muy costosa. Bibliografía
1 Neurólogo asesor de la Asociación Peruana de Déficit de Atención (ADPA), de la Asociación Síndrome de Tourette del Perú (ASTP) y de la Asociación de Familias Peruanas con Miembros Asperger (FAMASPI). Miembro del Professional Advisory Board, AD/HD Global Network. Docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. |