Enfermedad pélvica inflamatoria Francisco Escudero Díaz (1),Alejandro Siu Au (2) 1. IntroducciónLa enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), conocida también como salpingitis, es una enfermedad infecciosa que afecta el tracto superior del aparato reproductor femenino (útero, ovarios y trompas de Falopio). Se presenta por el ascenso de bacterias patógenas desde la vagina y el cuello uterino hacia la cavidad uterina y de allí a las estructuras adyacentes. Esta infección no está asociada con cirugía o embarazo, pero si como Infección de Transmisión Sexual (1, 2). La historia de la EPI recién toma importancia con los tratamientos que se realizan por esas fechas en el siglo XIX, así Recamier en 1830 practicó un drenaje de absceso pélvico por vía vaginal; Tait extirpó un absceso tuboovárico en 1872; Neisser en 1879 identifica a la bacteria responsable de la enfermedad gonocócica, siendo denominada posteriormente como Neisseria gonorrheae; luego Westermark demostró que la Neisseria gonorrhoeae se aislaba en el exudado de las trompas; Kelly en 1898 encuentra una asociación entre las relaciones sexuales y el desarrollo de la enfermedad inflamatoria pélvica, describiendo que la Neisseria ascendía desde el cervix hasta poder desarrollar el piosálpinx, lo que sugirió que la infección de la mujer se debía al contagio de su pareja sexual, ya en el siglo XX, Curtis en 1921 aislaba este organismo del endometrio y las trompas; con el descubrimiento de la penicilina a partir de 1942, esta es empleada para el tratamiento de la enfermedad (3). EpidemiologíaEn los Estados Unidos, cerca de 1 millón de mujeres presenta enfermedad inflamatoria pélvica anualmente y alrededor de 1 de cada 8 adolescentes sexualmente activas presentará esta enfermedad antes de los 20 años. En nuestro país no se tiene información al respecto porque no hay una notificación de estos casos que nos permita estimar la prevalencia (2,4). Estimamos una prevalencia del 28% en las pacientes en edad reproductiva y del 2% en pacientes post menopáusicas de la enfermedad pélvica inflamatoria en el Hospital Arzobispo Loayza en el año 2007. En nuestro Hospital Nacional Arzobispo Loayza, apreciamos que desde hace cuarenta años estamos observando en nuestras pacientes incremento progresivo de la enfermedad pélvica inflamatoria (5). La mujer es más propensa a desarrollar EPI constituyendo factores y conductas de riesgo: En un estudio realizado en el Perú se pudo aislar Neisseria ghonorroeae en el 1.8% y Chlamydia trachomatis en el 9.4%, (9). FisiopatologíaLa extensión del epitelio columnar fuera del endocérvix (ectopia) origina una gran área cubierta por epitelio columnar y escamoso susceptible a infección por Chlamydia (1). Los microorganismos ascienden a la cavidad uterina durante la menstruación, colonizan el endometrio posteriormente comprometiendo las trompas y de allí el peritoneo y ovarios. SíntomasEntre los síntomas más comunes de la EPI se pueden mencionar: (1, 8) • Dolor o sensibilidad en la pelvis, en algunas oportunidades en la región lumbar y sacra Esta infección también puede presentarse sin síntomas, por lo que algunos autores la han denominado la enfermedad silente, sobre todo cuando hay participación de la Chlamydia trachomatis (8). Cuadro clínicoEl cuadro clínico es inespecífico, siendo los - Secreción purulenta por el cérvix Los exámenes de laboratorio para buscar signos de infección son: (1, 2, 9-11) • Proteína Creactiva (PCR) El patrón de oro (gold standard) para el diagnóstico de la EPI es la Videolaparoscopía. Los hallazgos laparoscópicos en la enfermedad pélvica inflamatoria se observan en las figura 1 y 2.
CRITERIOS CLÍNICOS a. Dolor abdominal con o sin rebote Los tres criterios anteriores son necesarios para establecer el diagnóstico, con uno o más de los siguientes: a. Estendido de Gram de endocérvix positivo, para diplococos gram negativos intracelulares Establecido el diagnóstico clínico de EPI, se debe hacer la clasificación del estadìo clínico: Estadios de la E.P.I Aguda: Estadio I: Salpingitis aguda sin peritonitis. Los criterios clínicos y ecográficos para el diagnóstico diferencial del Estadío III-A versus. Estadío III-B (Plastrón Anexial versus. Absceso Tubo-Ovárico), pueden ser revisadas por los lectores en las referencias bibliográficas 12 y 13. También existe otra clasificación: a) No complicada (limitada a trompas u ovarios) 1) Sin peritonitis pélvica b) Complicada (masa inflamatoria o absceso que compromete trompa (s) u ovario (s) 1) Sin peritonitis pélvica c) Diseminada a estructuras más allá de la pelvis y/o ruptura de absceso tubo-ovárico . CLASIFICACIÓN LAPAROSCÓPICA DE LA ENFERMEDAD PÉLVICA INFLAMATORIAEl estándar de oro para el diagnóstico de EPI es la laparoscopia, ya que además de visualizar directamente los órganos pélvicos, permite la toma de muestras para estudios bacteriológicos. Los criterios laparoscópicos para el diagnóstico de EPI, se describen en la tabla 2. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL No hay signos y síntomas patognomónicos que den seguridad completa al diagnóstico de una EPI;(14) tampoco existen exámenes auxiliares que lo confirmen. Hay algunas patologías pélvicas con las que más frecuentemente debe hacerse el diagnóstico diferencial, como lo son embarazo ectópico, quiste ovárico complicado, endometrioma roto, cuerpo lúteo hemorrágico; pero también existen patologías no ginecológicas como la apendicitis aguda, el plastrón apendicular (12,13) , el divertículo de Meckel, las adherencias, la pielonefritis o la litiasis renal entre otras. TRATAMIENTO DE LA EPIEl tratamiento de la EPI dependerá de la severidad del mismo, pudiendo ser el manejo ambulatorio con tratamiento via oral en los casos leves y moderados, pero necesariamente deberán ser hospitalizados los casos severos (Tabla 3). CRITERIOS DE HOSPITALIZACIONEN EPI AGUDA a. Sospecha de embarazo TRATAMIENTO QUIRÚRGICO El Tratamiento Quirúrgico se reserva para aquellas pacientes en las que se detecta el Estadío III-B –Absceso Tubo Ovárico no roto- , el Estadío III-A –Plastrón Anexial- es de manejo exclusivamente médico (12,13). La metodología diagnóstica de cada entidad están referidos en las bibliografías del párrafo anterior. El tratamiento quirúrgico debe serlo estrictamente necesario, pudiéndose realizar una colpotomía posterior si hay absceso del fondo de saco de Douglas, así como el drenaje percutáneo dirigido por ecografía sobre todo en mujeres que no tienen hijos o desean fertilidad a futuro, pudiendo ser también guiada por ultrasonografía transvaginal o transrtectal, (4,8,19), o de lo contrario una histerectomìa total con extirpación de uno o los dos anexos, La cirugía laparoscópica puede realizarse en algunos casos de abscesos tubo-ováricos cuando la paciente este buscando fertilidad a futuro (20), pudiéndose realizar una extirpación del absceso con lavado de la cavidad peritoneal o solo realizar una salpingectomía. La ruptura del absceso con peritonitis generalizada, debe considerarse y tratarse como una emergencia quirúrgica dependiendo de la paciente, se puede practicar una histerectomía abdominal total, con salpingo ooforectomía bilateral. PREVENCIÓN DE LAENFERMEDAD PÉLVICA INFLAMATORIA Las estrategias para la prevención de la EPI son de importancia para proteger de las secuelas reproductivas y evitar grandes gastos. El enfoque preventivo de la EPI y sus secuelas se hace en tres niveles: a. Prevención primaria: incluye evitar la exposición a enfermedades sexualmente transmitidas o la adquisición de infección después de exposición c. Prevención terciaria: orientada a prevenir las secuelas del compromiso del tracto genital superior (obstrucción tubárica o síndrome adherencial) Consecuencias y Pronóstico de la E.P.I. (21)• El 12 % de las pacientes presentan un nuevo episodio. Referencias Bibliográficas
1 Médico Asistente del Servicio de Reproducción Humana del Hospital Arzobispo Loayza, Profesor Asociado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), Médico del Centro de Fertilidad y Reproducción Asistida CEFRA. 2 Doctor en Medicina, Médico Asistente del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Arzobispo Loayza, Profesor Principal de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), Médico Ginecólogo-Obstetra de la Clínica Montesur. |
|||||||