Iatrogenia
Con el explosivo e incesante desarrollo de la medicina, en sus aspectos
científico-técnicos, la vertiente humanista o ética
de la profesión médica, ha quedado indudableblemente rezagada.
Esta desproporción estuvo, en gran parte, en el origen de la Bioética
médica, surgida en el curso de los primeros años de la
década de los 70, en el siglo pasado.
La Bioética médica - antigua ética médica
- se planteó, de este modo, los grandes temas, propios de la interacción
del médico con su entorno: las relaciones médico - paciente,
el compromiso del facultativo con la sociedad a la que sirve, sus relaciones
con colegas, con otros profesionales y el personal a su cargo, los temas
polémicos o controversiales de la medicina, que tienen que ver
con la vida, la muerte, la dignidad humana, los principios y valores
de nuestra profesión, entre otras muy diversas cuestiones.
Todo lo anterior quedó plasmado en una de las definiciones más
sugestivas de lo que es la bioética: una disciplina que intenta
promover un comportamiento adecuado, prudente, a la dignidad del ser
humano en cuanto que es persona, en los diversos profesionales de la
salud, de acuerdo con la tabla de valores (axiologica) que rige a las
relaciones interpersonales. Se destaca, en conse- cuencia, una de las
supremas disposiciones éticas del profesional de la medicina:
la prudencia o phrónesis, la actitud phronética, que debe
regir en todos los actos del médico. La prudencia, lo phronético,
es considerada como inteligencia serena, aquélla que no se apresura,
que pesa bien los pros y los contras de cualquier acción, que
no es explosiva, que sabe profundizar, que analiza los diversos elementos,
que se toma el tiempo necesario y que, finalmente, adopta una decisión
que habrá de ser, en la inmensa mayoría de casos, la correcta.
Lo contrario de phrónesis es phrénesis, imprudencia, la
actitud phrenética, aquélla que prescinde de la serenidad,
que no profundiza ni analiza adecuadamente una determinada situación,
que suele “explotar”, movida por las circunstancias, y que,
la mayor parte de las veces, adopta una decisión equivo-cada.
Gran parte de errores médicos se deben a imprudencia, a la falta
de una real y verdadera actitud phronética. La malpraxis es siempre
im-prudente.
El artículo del distinguido doctor Pedro Albújar, eminente
cultor de la ética médica en nuestro país, además
de brillante especialista, analiza en este número de la Revista,
uno de los hechos que, con mayor frecuencia, se presenta en el accionar
del médico: la iatrogenia. Incide el autor en el concepto de iatrogenia,
sus tipos, sus implicaciones y, sobre todo, su prevención. Ello
deberá permitirnos reflexionar acerca de este problema tan común
en nuestra práctica médica, susceptible de provocar importantes
daños a los pacientes, derivado mayormente de una actitud imprudente.
Como bien lo señala el autor, una verdadera formación
en ética, desde la Facultad de Medicina, permitirá elevar
la calidad de nuestros cuidados médicos y contribuirá,
además, a mantener la imagen y el prestigio que acompañan
a los integrantes de la clase médica, desde tiempos inmemoriales,
en nuestra sociedad.
Dr. Patrick Wagner Grau
Ex-Decano del Colegio Médico del Perú
(CMP)
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