Propuesta al Colegio Médico del Perú
Discurso de Orden en la Celebración del Día de la Medicina
Peruana y Homenaje al Héroe Nacional Daniel Alcides Carrión,
05 de octubre del 2007
Javier Arias Stella (1)
"... ahora les toca a ustedes terminar la obra ya comenzada siguiendo el camino que les he trazado" D.A.Carrión, 04 de octubre de 1885.
Al iniciar esta Sesión Solemne creo interpretar el sentimiento de los médicos todos del Perú al expresar nuestra solidaridad por las víctimas de la catástrofe ocurrida en el sur del Perú, en los últimos días y, así mismo, nuestro reconocimiento y felicitación al Cuerpo Médico Nacional que sin escatimar esfuerzos ha dado y continúa dando su apoyo para aliviar el sufrimiento de tantos peruanos.
En primer lugar debo de agradecer al doctor Amador Vargas Guerra, Decano del Colegio Médico del Perú, por el honor que me ha conferido al solicitarme me encargue del Discurso de Orden en la ceremonia central con motivo de conmemorarse el Día de la Medicina Peruana y homenaje al héroe nacional Daniel Alcides Carrión.
Daniel Alcides Carrión es con justicia la figura paradigmática de nuestra medicina. Abrió, con su sacrificio, el campo de la investigación experimental médica en el Perú, pero a su vez constituye el más claro exponente de la auténtica vocación médica, altruismo y celo profesional, sentido de solidaridad y civismo, y, en suma, del potencial de energía vital, inteligencia y capacidad creadora del hombre autóctono peruano.
Cuando el doctor Vargas se acercó a mi Laboratorio para hacerme la invitación intercambiamos ideas sobre algunas alternativas de reflexiones pertinentes para este acto. Él escogió aquella relacionada a nuestro compromiso con el legado carriónico y el avance científico-tecnológico del presente.
Por ello someteré a ustedes una propuesta, que por las razones que luego habré de subrayar corresponderá a las autoridades del Colegio Médico del Perú decidir su realización.
Por los apuntes del propio Carrión (2) y las versiones directamente recogidas de él por sus compañeros de clases Medina, Mestanza, Arce, Alcedán, Miranda y Montero, publicados en un folleto al año de su muerte (1), es una verdad que Carrión fue un convencido que la llamada Verruga Peruana estaba, por la limitación geográfica de su epidemiología, ligada a algún factor del medio ambiente. Por ello su gran empeño fue dilucidar el tiempo de incubación del proceso (5).
El 27 de agosto de 1885 a las 10 de la mañana convence a su amigo el doctor Evaristo M. Chávez que practicara 4 inoculaciones, 2 en cada brazo, cerca del sitio en que se hace la vacunación. Dichas inoculaciones se hicieron con la sangre inmediatamente extraída por rasgadura de un tumor verrucoso, situado en la región superciliar derecha, del enfermo Carmen Paredes, acostado en la cama número 5 de la Sala "Nuestra Señora de las Mercedes", perteneciente al servicio del doctor Villar, en el Hospital "Dos de Mayo".
A los 21 días comienza a manifestar signos de enfermedad que se van agravando en los días sucesivos al extremo que a partir del 26 de setiembre él manifiesta "a partir de hoy me observarán mis compañeros pues por mi parte me será muy difícil hacerlo" (3, 4).
Dolores articulares, malestar general, fiebre, insomnio, palidez progresiva, creciente intranquilidad y deposiciones copiosas, fueron los signos y síntomas que, con oscilaciones, se hicieron más manifiestos.
El 2 de octubre, en uno de esos momentos de transitoria lucidez, dirigiéndose a los condiscípulos presentes les dice: "hasta hoy había creído que me encontraba tan solo en la invasión de la Verruga, como consecuencia de la inoculación, es decir, en aquel periodo anemizante que precede a la erupción, pero ahora me encuentro firmemente convencido de que estoy atacado de la fiebre de que murió nuestro amigo Orihuela: he aquí la prueba palpable de que la Fiebre de La Oroya y la Verruga reconocen un mismo origen, como alguna vez le oí decir al doctor Alarco".
El día 3 de octubre la anemia se agrava y el doctor Flores examinó la sangre del enfermo al microscopio notando que los glóbulos rojos se encontraban deformados e hinchados, su número era de 1 millón 85 mil por milímetro cúbico; los leucocitos aumentados relativamente en número a los hematíes.
El día 4 de octubre se decide trasladarlo al hospital francés Maison de Santé, para hacerle una transfusión. Cobra ligero ánimo y se procede a vestirlo colocado en un sofá mientras se prepara la camilla que debía conducirlo. Pide un cigarro lo fuma tranquilamente y se dirige al alumno del primer año de medicina Izaguirre, con estas solemnes palabras "aún no he muerto amigo ahora les toca a ustedes terminar la obra ya comenzada siguiendo el camino que les he trazado".
Es trasladado a la Maison de Santé donde estaba preparado un trasfusor de Oré que el doctor Villar había llevado, pero una junta médica decide postergar el procedimiento.
Su condición empeora, y el día 5 de octubre a las 9 y 20 minutos de la noche entremezcladas con palabras ininteligibles se le escucha decir "Enrique, C'est finit". A las 11:30 p.m. lanza su último suspiro.
De esta sumaria reseña queda claro que Carrión padeció de una severa pirexia anemizante. Y él con sagacidad que demuestra un alto nivel de inteligencia, aún cuando era presa de la enfermedad, pudo reconocer que lo que él tenía era la grave y mortal Fiebre de La Oroya.
Si estos son hechos incontrovertibles, el cuerpo de Carrión, al momento de su muerte, debe haber estado densamente impregnado en el torrente circulatorio, médula ósea y vísceras del agente patógeno de la enfermedad: la Bartonella Bacilliformis.
Como hoy sabemos la tecnología desarrollada para analizar la composición genética y proteica de los microorganismos aislados permite definir, con precisión las características moleculares de cada especie (6). De esta manera hasta hoy se han reconocido 20 especies y subespecies del género Bartonella, de las cuales 11 se han encontrado asociadas a enfermedades humanas, pero solamente 3 están implicadas en infecciones frecuentes: la B. bacilliformis, causante de la Enfermedad de Carrión o Verruga Peruana; la B. henselae, asociada a la Enfermedad por Arañazo del Gato, Angiomatosis bacilar y a la Peliosis; y la B. quintana, causante de la Angiomatosis bacilar y de la Fiebre de las trincheras. Las otras Bartonellas (B. vinsonii berkhoffii, B. vinsonii arupensis, B. elizabethae, B. koehlerae, B. alsatica y B. clarridgeiae) se han encontrado, ocasionalmente, en diversas partes del mundo, en pacientes desnutridos con endocarditis. También se ha descrito un paciente afectado de neuroretinitis por B. grahamii. A esto se añade la B. Rocha-Limae descrita por la doctora Eremeeva y colaboradores del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de Atlanta y de la Universidad de California, en San Francisco, publicada en el New England Journal of Medicine en junio de este año, en una paciente que había realizado un viaje turístico por varias zonas del Perú, la cual desarrolló un proceso infeccioso febril con anemia (7).
Si como hemos manifestado los restos mortales de Carrión estuvieron impregnados de la Bartonella Bacilliformis, teóricamente, hoy es posible con las técnicas de secuenciación molecular del ADN el intentar la identificación de tales secuencias en los restos tisulares de Carrión.
El profesor Andreas G. Nerlich del Instituto de Patología de la Universidad de Munich y otros investigadores han realizado numerosos estudios identificando infecciones microbianas en momias y restos cadavéricos centenarios y existe hoy una amplia bibliografía y material sustentatorio al respecto. Patógenos como el micobacteria de la "lepra", micobacteria de la "tuberculosis", la "yersinia pestis" y otros agentes se han logrado identificar a partir de pequeñas muestras tisulares centenarias encontradas (8, 9, 10, 11 , 12).
La técnica no es sencilla en razón de la degradación y modificación del ADN por el daño de la oxidación progresiva. Así mismo, hay que cuidar los formas en la toma de las muestras y seguir un manejo riguroso en los procedimientos.
Nosotros nos hemos dirigido al doctor Nerlich de la Universidad de Munich en Alemania (13) así como a los doctores Gersztn y Allison (14) de la Universidad de Virginia en U.S.A., otros de los investigadores de estos temas. Ellos nos han manifestado la posibilidad de colaborar en una investigación de este tipo si es que se logra obtener el material biológico adecuado (15,16).
El doctor Nerlich nos manifiesta que en el caso que tuviéramos acceso a este tipo de material se podría intentar la identificación de la bacteria. Él estaría llano a proveernos de los protocolos necesarios para la remoción y transporte del material a utilizar (15).
Lo que planteo es lo siguiente:
1º Que una comisión especialmente nombrada por el Colegio Médico del Perú estudie y analice la pertinencia de realizar este intento.
2º Hay que observar rigurosamente las disposiciones normativas para la exhumación de cadáveres. Existe un Decreto Supremo vigente desde el 8 de junio de 1923 que en sus artículos 1, 4, 7 y 15 determinan las condiciones en que se puede hacer una exhumación.
3º Por último hay que tener en cuenta la denuncia hecha por el doctor Delgado Matallana en su libro "Daniel Alcides Carrión mártir de la medicina peruana, héroe nacional" subrayando que: cito "hay indicios para dudar de la existencia física de los restos de nuestro héroe en el sitio indicado en el Hospital 'Dos de Mayo' " (17) *.
He hecho esta propuesta, consciente de las diversas aristas que significa tratar un tema tan delicado, impulsado por no dejar de señalar que los médicos de hoy tenemos conocimiento de las potencialidades que la ciencia y tecnología contemporánea ofrece y que, por lo tanto, estaríamos cumpliendo la voluntad expresada por Carrión cuando nos señaló: "ahora les toca a ustedes seguir el camino que les he trazado".
Renuevo mi agradecimiento al doctor Vargas Guerra y a su Consejo Directivo por el privilegio de haberme concedido hacer uso de la palabra en tan magna ocasión.
Muchas gracias.
* El doctor Delgado Matallana ha denunciado que el Directorio de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima de 1971 ha procedido indebidamente al exhumar el cuerpo de Carrión del Mausoleo existente en el Cementerio "Presbítero Maestro" y trasladarlo al Hospital "Dos de Mayo". Dice, textualmente: "existe referencia que el 2 de septiembre de 1971 extrajeron los restos de Carrión de su mausoleo en el Cemeterio General "Presbítero Maestro", colocados en un ataúd, llevados al Hospital 2 de Mayo, donde el día 3 de septiembre de 1971, fueron conducidos en hombros de los médicos por el corredor de la histórica rotonda central y sepultados en el sarcófago de la cripta en el subsuelo de la rotonda".
El doctor Delgado Matallana subraya, además, en contraste de la solemnidad que acompañó a la inhumación de los restos de Carrión en 1887 en su Mausoleo en el Cemeterio General Presbítero Maestro con el acto de exhumación del 2 de septiembre de 1971, "sin aviso previo, de manera anónima, con desconocimiento público, sin convocatoria de las sociedades científicas, y sin acta de exhumación, contraviniendo las disposiciones legales y reglamentarias". Y añade: "hay indicios para dudar de la existencia física de los restos de nuestro héroe en el sitio indicado en el . |